(Cuento "Libresco" de Isabel Torres - Dueñas)
ÍNDICE
El Libro Mayor pasó una noche de balance
con la gentil Libreta. 
Y la Libreta, llegada la libranza, salió de cuentas
para meterse en cuentos.
Tuvo un pequeñín, casi un librillo, que iba
a ser de ilustraciones pero, 
como nació antes de tiempo, sólo llegó a
ilustra...do. 
Y así como nacen los sietemesinos, sin
cerrar la cabecita del todo,
 la O de libro salió hecha un
churrillo, de forma que en vez de librO nació librE.
Libre e ilustrado.
No obstante la Libreta procuró darle una buena y hasta privada Edición.
Pero,
él libre, libresco, librepensador y libertario enseguida se deshizo 
de
la faja y de las guardas,
renunció a los adornos de la solapa, perdió
la cubierta, 
la
sobrecubierta y  el tejuelo.
Y, expuesto a la intemperie, las pastas duras
 se reblandecieron dejando una bellísima marca de agua, 
aunque
rematadamente rústica.
Desechó
por completo las hojas perennes y, por
caducas, 
se
deshizo de título, subtítulos
y cualquier orden capitular.
Así
obvió la primera página, por lo que nunca dependió de
 ISBN, signatura,
exlibris, copy right , nihil obstat 
ni
de interesadas dedicatorias de autores
feriantes.
Eligió
tipos normales, algunas negritas sandungueras  y humildes bastardillas.
Admitió
grandes márgenes por donde navegaran cómodas
 las galeradas sin
justificación alguna.
Y
siempre tuvo buenas notas, aunque al pie.
Le
adornó hasta el final un índice inteligente y
mollar, de esos que se 
les
ablandan a los buenos lectores por tanto ayudarse al pasar la historia. 
Pero
poco indicativo, porque, por no ser de buenas tintas,
a este índice 
se
le iban acumulando las letras y, si se
pudieran contemplar con lupa, 
en
sus huellas se hallarían rasgos hartos de ajos sanchopancescos, 
 y alados trazos juanramonianos.
Nunca
estuvo en anaquel, sino en aquél que le
acunaba entre las manos. 
Ni
tuvo más fe que una cierta fe de erratas.
Y, en fin, libre e ilustrado, más que colorín fue colorado.
Este cuento se ha acabado.
 

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