sábado, 29 de noviembre de 2014

Si fuéramos detectives...

Aquí van los casos que hemos buscado en internet, y que pudimos intentar resolver en nuestra pasada tertulia virtual, como si de detectives se tratara.
¡Cuidado, las soluciones están al final de cada caso!



Asesinato en silencio

La policía entró al departamento para investigar un asesinato y halló el cadáver en el piso de la sala, con el arma asesina, una escopeta de grueso calibre, cerca del cuerpo. El momento del asesinato fue reducido a un período de tres horas y se interrogó a los vecinos de la víctima. Un matrimonio del departamento contiguo, separado por una pared realmente delgada, estaba en casa al momento del crimen. Interrogados por separado, ambos afirmaron no haber oído disparo alguno. La policía no se sorprendió. ¿Por qué?


Solución: La víctima es golpeada en la cabeza con la escopeta. No hubo disparos.

Robo temprano

El inspector Malanga estaba sentado en su despacho cuando recibió el llamado sobre el robo. La señora Molina acudió a la puerta y le pidió que entrara. Mientras se presentaba oyó un agudo silbato desde el fondo de la casa. Era la tetera. La señora Molina pidió permiso y fue a encargarse de ella.

- Por favor, pase y siéntese - dijo -. Le serviré una taza de té. La mucama aún no ha llegado - explicó.
- Cuénteme sobre el robo, señora Molina - dijo el inspector.
- Bueno, creo que alguien tiene que haber entrado antes de que me levantara - dijo la señora-. Me levanté esta mañana y bajé y puse el agua para el té. Después volví a subir. En ese momento oí algo en la planta baja. Grité hacia abajo que tenía un arma y que iba a llamar a la policía. Oí que alguien salía corriendo por la puerta trasera de la casa, pero no vi nada. Cuando bajé vi que la caja fuerte estaba abierta y faltaban mis joyas. Me di vuelta, volví rápidamente a subir a mi cuarto y lo llamé. Tenía miedo de bajar hasta que lo oí a Ud. llamando en la puerta, hace un momento.
- Por suerte estaba trabajando temprano en mi despacho cuando usted llamó, y calculo que habré demorado cerca de veinte minutos para llegar hasta aquí. Creo que hay un problema con su historia, señora Molina. ¿Están aseguradas sus joyas?
- Sí, por una excelente compañía - contestó la señora Molina.
- Sabía que me diría eso. ¿Cree que podrá cobrar el seguro si demuestro que Ud. se robó a si misma?

¿Por qué sospecha el Inspector Malanga de la señora Molina?


 Solución: La señora Molina dijo que había puesto la tetera al fuego antes de ver al ladrón. Después subió, bajó y vio la caja fuerte abierta, volvió a subir corriendo para llamar y esperó al inspector Malanga. En todo ese tiempo el agua no había empezado a hervir, pero de haber estado en la hornalla no podría haber demorado tanto para comenzar a silbar.

El mayordomo atado

Pedro Abelardo estaba conversando con el agente Molina cuando llegó el inspector Malanga. Pedro era el mayordomo de los Dorsini.

- El señor y la señora Dorsini están de vacaciones en Europa - estaba explicando-. Estuve trabajando en la casa. Hace un par de horas salí a buscar algunas provisiones para mí. Cuando regresé acababa de tender la mano hacia la puerta cuando un hombre salió de las sombras con un arma. Era alto, gordo, y cojeaba de la pierna derecha. Advertí que sostenía el arma en la mano izquierda. Era un revolver calibre 38. Me obligó a dejarle entrar en la casa, me llevó a la despensa y me ató. Lo oí saquear la casa durante casi una hora. Tiene que haber estado cargando cosas en el coche de los Dorsini, porque lo oí salir y entrar varias veces. Por último oí que cerraba con llave la puerta y luché por desatarme, pero no pude. Logré quitarme la mordaza de la boca y gritar por la ventana. Un tipo que pasaba caminando me oyó, entró corriendo y me desató. En cuanto estuve desatado tomé el teléfono y llamé a la policía.

- ¿Conocía al hombre que lo desató? - preguntó el inspector Malanga.

- No, nunca lo he visto antes y se fue cuando vio que yo estaba bien – Me dijo que no disponía de tiempo.- Contestó Pedro.

- Me temo que usted mismo se está enredando en mentiras, señor Abelardo - dijo el inspector Malanga.

¿Por qué cree Malanga que Pedro miente?


Solución:  Pedro dijo haber escuchado que cerraban la puerta con llave pero también dijo que un extraño pudo entrar corriendo a desatarle. >

Asesinato de la actriz

Habían matado a una actriz de reparto en su camarín. Fue en el mismo momento en que se representaba la obra. Su papel era pequeño, tenía dos intervenciones breves en el cuarto acto. Era joven, hermosa y estaba destinada a ser estrella en poco tiempo más.

- La mataron con un balazo a quemarropa –dijo el ayudante del inspector Malanga. Y agregó–: No me explico cómo nadie escuchó nada.
- ¿Quién fue el primero que vio el cuerpo?–preguntó el inspector Malanga, parado en el escenario en donde los hizo reunir a todos.
- Yo, inspector –dijo una mujer mayor en voz muy baja pero firme.
- Yo también –dijo un joven de aspecto algo desarreglado.
- Bueno, pero –se sorprendió Malanga –, ¿quién fue el primero?
- Los dos al mismo tiempo, señor–dijo el joven.
- Yo volvía del escenario –aclaró la señora.
- ¿Había terminado el acto? –preguntó el ayudante.
- No, yo hacía mutis en ese momento. Según la obra hay un tiroteo entre dos facciones rivales. Yo huyo del lugar haciendo mutis.
- Ah, claro –exclamó Malanga –. El tiroteo de escena tapó el disparo que asesinó a la chica.
- Puede ser, inspector –asintió la señora–. Nosotros no nos dimos cuenta porque estamos habituados. Además, ese segundo acto que le digo es muy violento. Hay muchísimos disparos.
- Continúe –pidió Malanga.
- Cuando salgo de escena me encuentro con Silvestre que estaba golpeando a la puerta del camarín de Clarita.
- Silvestre soy yo –volvió a hablar el joven desarreglado.

La señora continuó su relato.
- Silvestre me dijo: "Parece que Clara estuviera sorda". Yo también golpeé, pero tampoco contestó.
- ¿Por qué la llamaba, Silvestre?–le preguntó Malanga al joven.
- Bueno, soy actor de reparto pero también mi tarea es la de llamar a escena. De mi depende que hagan una entrada justa.
- Ah, bien–dijo el inspector–, la estabas llamando a escena.
- Sí,–repitió el joven–, la llamaba a escena.
- ¿Qué pasó luego?–preguntó el ayudante del inspector.
- Al ver que no contestaba –prosiguió la señora con un repentino sollozo–, entramos y vimos a Clarita. Muerta. Fue horrible.
- ¿Usted es la primera actriz, no? -señaló Malanga .
- Sí –respondió la señora. Y agregó: ¿Por qué me lo pregunta?
- Porque pienso que Clara, joven y hermosa, podría ser una futura rival suya en el cartel y la compañía–argumentó Malanga.
- Clarita nunca podría ser mi rival, señor–dijo firme–. Era mi hija.
- Perdóneme, señora –se disculpó el inspector, turbadísimo. Y agregó: Como no conocía ese parentesco pensé que usted era cómplice de Silvestre en la muerte de Clara.
- ¡Qué dice!–se sorprendió Silvestre.
- ¿Por qué la mató?–dijo Malanga sin darle tiempo a pensar–. Usted ha mentido una vez y ésa es la primera evidencia de su culpabilidad. Procuraré que me diga el resto.

Silvestre bajó la cabeza. Malanga insistió con la pregunta.
- Yo... yo la quería –comenzó a confesarse Silvestre, derrumbado por la tenaz insistencia del inspector–. Pero sabía que nunca iba a ser mía. No soy nadie, Clara lo tenía todo. Sólo quise retenerla, yo no...– y rompió en llanto.
- La salida de escena de la señora lo complicó todo, ¿no?– dijo el ayudante del inspector, que ya había entendido el razonamiento de Malanga. Silvestre asintió callado.

Media hora después sólo quedaban el ayudante y el inspector en el teatro.

- Es raro –dijo el ayudante–. Siendo Silvestre un actor debió haber usado más la imaginación. El caso fue fácil, ¿verdad?

¿Por qué supo Malanga que Silvestre mentía?



 
Solución: Clara es asesinada durante el transcurso del segundo acto. Silvestre miente cuando dice que golpeaba a su puerta llamándola a escena, pues las dos únicas entradas de la actriz en la obra eran en el cuarto acto. Como la madre de Clara lo sorprende frente al camarín, él inventa en el momento esa excusa.

La contraseña

Un grupo de policías está investigando a un grupo de delincuentes que trafican en un local bien custodiado. Desde un coche camuflado vigilan la entrada al local. Quieren infiltrar a un grupo de policías, pero no saben la contraseña. En un momento dado llega un cliente. Llama a la puerta y desde el interior le dicen: “18”. El cliente responde: “9”. La puerta se abre y accede al interior.

Los policías se miran, creen tener la respuesta. Pero deciden esperar. Viene otro cliente. Desde dentro le dicen: “8”. Él responde: “4”. La puerta se abre.

Los policías sonríen. “Ya lo tenemos. Se trata de responder la mitad del número que te dicen desde dentro”.

Llega otro cliente. Desde dentro dicen: “14”. El cliente contesta: “7”. La puerta se abre.

“¿Lo veis?” dice el jefe de policía. Deciden enviar a un agente. Llama a la puerta. Desde dentro le dicen: “0”. El policía se queda parado. Después de unos breves segundos responde: “0”. Se oye una ráfaga de disparos y el policía muere.

Los agentes que hay en el coche se quedan sorprendidos, pero deciden enviar a otro agente. Desde dentro se oye: “6”. El policía contesta muy convencido: “3”. Pero la puerta no se abre. Se oye una ráfaga de disparos y el policía muere.

¿Puedes decir cuál es la contraseña? 


Solución: Es el número de letras que tiene el número que dicen desde adentro del local. Dieciocho tiene nueve letras. Ocho tiene cuatro letras. Catorce tiene siete letras. Cuando desde dentro “0” deberían haber contestado “cuatro” y cuando dijeron “6”, deberían haber respondido “cuatro”.

HeadHunters comentario del club de lectura de personas adultas



El pasado miércoles 19 de Noviembre, nos reunimos el segundo grupo del club de lectura Palencia, para comentar la lectura del libro “Headhunters” de Jo Nesbo.

Nesbo, autor noruego -desconocido para nosotras-, es una de estas personas que parecen nacer para el éxito. Comenzamos leyendo su biografía y ya nos sorprende que  sus circunstancias aparecen intensas y atípicas. Nesbo, que cumplirá en Marzo 54 años, fue jugador de fútbol, estudió Economía y administración de empresas en la universidad de Bergen. Comenzó trabajando en finanzas y amplió sus estudios como Analista financiero. Formó el grupo musical Di Derre convirtiéndose en estrella del pop, siendo además de músico, compositor. Y en 1997 comenzó su andadura literaria. Desde entonces, ha cosechado éxito tras éxito, ha recibido los premios más prestigiosos y es aclamado por crítica y lectores.

Headhunters es una novela independiente catalogada como “intriga, serie negra” pero que rompe con su personaje Harry Hole, que le posicionó como uno de los autores nórdicos de mayor éxito y referente del género.

Y aquí es donde surge el debate en nuestro grupo; algunas no reconocemos esta novela como perteneciente al género tal y como lo entendemos o estamos acostumbradas. Desde el principio, le falta suspense, le faltan más sospechosos o asesinos en potencia, le falta más intensidad en la ramificación de las pesquisas... aunque es unánime la alabanza a su prosa; ágil, irónica, llena de giros inesperados que enlazan los perfiles psicológicos con una acción trepidante que envuelve al lector y lo lleva donde él quiere, desmenuzando entre sus páginas, los complejos que mortifican a sus personajes y los arrastran inexorablemente a una trama o acción, hilada a la perfección y que envuelve en un final apoteósico, todo aquello que Nesbo ha ido desmenuzando desde el principio.

Ante esto, el lector, es una marioneta atrapada en los hilos de sus palabras.

Y así, en una hora y media que como siempre se hizo corta, hablamos de la existencia de los “cazatalentos”, de la contradictoria personalidad del Sr. Brown, del mundo del arte, de la película del mismo nombre….

Termino este breve comentario señalando que cuando se publicó esta novela Headhunters en 2008, Nesbo creó la Fundación Harry Hole. Una organización benéfica para reducir el analfabetismo de los niños del Tercer Mundo. Todos los beneficios de Heardhunters, de todas las ediciones y formatos, incluyendo la adaptación cinematográfica, van directamente a esta fundación. Lo que a mis ojos, convierte a Jo Nesbo, en alguien digno de admiración profesional y humanamente hablando.

¡Hasta la próxima, chicas!
Un placer
Mari Carmen Diago

miércoles, 26 de noviembre de 2014

'En Lampedusa se decide cómo encaramos el futuro de Europa'

ENTREVISTA A HENNING MANKELL

Magazine | 25/10/2013 - 12:50h por Antonio Lozano

Durante una entrevista con Henning Mankell (Estocolmo, 1948), el periodista sabe que llegará un momento en que el escritor comentará: “Pero sabes que sólo una cuarta parte de mis libros son novelas negras, ¿verdad?”. También se debe contar con que, en el preciso instante en que el reloj marque el fin del tiempo acordado, el protagonista se levantará y partirá con la inflexibilidad horaria de un AVE.

Sobre lo primero: el ciclo del inspector Kurt Wallander, finiquitado hace cuatro años con 'El hombre inquieto', le dio fama mundial, y eclipsó el mérito de los títulos escritos fuera de él. No reniega Mankell de aquel, en absoluto, pero agradece que la conversación no pivote en torno a su policía de Ystad… ni sobre su obra en general. Cuanto más se aparta de la literatura para entrar en África, dirige el Teatro Nacional de Mozambique en Maputo, donde reside buena parte del año, o en las diversas caras de su compromiso político y social, dona la mitad de su fortuna a causas benéficas, más síntomas de relajación e interés transmite.

La ironía es que la cita parte de la publicación de 'Huesos en el jardín', una novela corta en la que Wallander investiga la aparición de unos restos humanos que se remontan muchas décadas atrás, aparecida originariamente en Holanda en el 2003 y que funciona como un 'bonus track' para incondicionales del personaje.

Sobre su puntualidad para acabar la entrevista, Mankell es tajante con la hora porque entiende que sus compromisos profesionales nunca deben interferir con su vida privada. En esta ocasión, tras la cena en un estiloso restaurante de Göteborg, le aguarda su esposa, la directora teatral Eva Bergman, para discutir los pormenores de un montaje que se estrenará en la ciudad. En dos días, además, viajará a Uganda como embajador de las Naciones Unidas y requiere descanso. Sugiere la especialidad local que debe probar el periodista y el vino con el que debe regarla.

 A los 15 años dejó la escuela y se enroló en un mercante que transportaba carbón y hierro. ¿Huía de algo o eran las ganas de aventura propias de la juventud?
No buscaba aventura, sino entender de qué iba la vida. No tenía problemas en el colegio, pero pensaba que los profesores tardaban mucho en enseñarte y yo estaba ansioso por aprender. Mi universidad fue ese banco mercante, ahí tuve que apañármelas por mi cuenta. Conocí Estados Unidos, Inglaterra y África, pero, al regresar, de lo más orgulloso que estaba era de haberme demostrado que podía valerme por mí mismo. Asimismo, desde joven supe que iba a ser una persona que trabajaría en soledad, dedicada a alguna tarea artística, los despachos de abogados o ingenieros no estaban hechos para mí.

Luego viajó a París con una mano delante y otra detrás.
Acepté todo tipo de trabajos alimenticios, incluyendo uno que consistía en montar y desmontar clarinetes en un taller de reparación de instrumentos. A esa edad todo lo que hay en tu cabeza gira en torno al sexo, pero en París no tuve nada de eso. Para empezar, no era guapo y estaba pelado, tuve que dormir al raso con frecuencia. Fue una experiencia muy solitaria, aunque me confirió un aura.

¿A qué se refiere?
Al contarle mi intención de marcharme, mi novia de entonces me tildó de loco y me dejó. “No quiero saber nada más de ti”, me gritó llena de rabia. Al regresar y demostrarle que había estado en París, volvió a mostrarse interesada en mí. Me había convertido en una especie de héroe, alguien capaz de hacer realidad lo que la mayoría no se atrevía ni a soñar. Lo cierto es que yo me sentía más maduro que el resto de los chicos de mi edad.

El abandono de su madre hizo que lo criara su padre. A pesar de que su profesión de juez invita a pensar en alguien estricto, ha recalcado que fue muy comprensivo con usted.
Mi vida, sin duda, habría sido mucho más complicada si mi padre no hubiera apoyado mis planes de conocer mundo y de convertirme en escritor. Era un buen pianista que había soñado con desarrollar una carrera musical, de forma que entendía el temperamento artístico.

¿También nació de forma temprana su conciencia social y política?
Muy pronto advertí que poseía cierto liderazgo, entendido como la capacidad de movilizar a la gente. Por alguna razón que aún desconozco, me seguían. La conciencia llegó luego. No lo veo algo tan extraordinario, si no reaccionara ante las injusticias, ¿dónde quedaría mi credibilidad?

Pero no se ha quedado en una toma de postura intelectual, ha apostado por el compromiso activo, que ha ido de la lucha contra el apartheid en Sudáfrica a la defensa del pueblo palestino o incontables campañas de ayuda a África.
Mire, crecí en los años 50 en el norte de Suecia, dentro de una comunidad pequeña. Ya entonces la pobreza era palpable. Mucha gente a mi alrededor no poseía nada más allá de comida y un techo. Yo era un niño, pero era imposible no verlo. Llegaron los 60, década de la que me considero hijo, y con 20 años empecé a hacerme una idea más clara de hasta qué extremos el mundo se dividía entre los que tenían y los que no. Sentí que debía decidir de qué lado quería estar, tomar partido, y así lo hice. Por ejemplo, jamás visité España, Portugal o Grecia mientras estuvieron sometidas a dictaduras.

¿Cómo se definiría en tanto que director de teatro? ¿Qué objetivos persigue?
Lo que más me interesa es trabajar con los actores, que jamás sean meras marionetas, sacar de ellos toda la fuerza dramática que puedan alcanzar. Los aspectos técnicos, formales… son secundarios. Un actor sobre un escenario, y no necesitas absolutamente nada más, de aquí su magia, es alguien capaz de recordarnos, siempre de forma distinta, porque cada representación es única, cómo los seres humanos estamos relacionados los unos con los otros, y hacerlo de un modo cercano, desnudo y directo. Es la base de todo. Por eso me preocupa que tantos jóvenes conviertan una pantalla en su vía de acceso habitual a experiencias artísticas.

¿Discute con su mujer sobre aspectos teatrales? ¿Se brindan consejo mutuo?
Todo el rato. Hablamos abiertamente, nos decimos lo bueno y lo malo.
Ha estado casado en cuatro ocasiones. ¿Se considera un romántico?
Más bien un optimista. La concepción del amor difiere dependiendo de la edad. Primero es pasión, luego es formar una familia, más tarde lo prioritario es mantener una amistad y, al final, contar con alguien que te coja la mano cuando estés muriéndote. El amor se manifiesta, pues, de muchas maneras. Eva y yo nos acercamos a la última fase, ojalá resistamos juntos.
Años atrás, escribió una obra de teatro sobre la inmigración titulada 'Lampedusa', ciudad que definió como “el centro de Europa”. Ahora esto acaba de adquirir una resonancia más trágica aún.
Hace una década empecé a utilizar Lampedusa como un símbolo de los problemas de Europa. ¿Cuál es su capital? ¿Londres? ¿París? ¿Bruselas? No, es Lampedusa porque en ella se decide cómo encaramos su futuro. ¿Queremos que sea el continente a cuyas costas llegan los cadáveres de los desamparados? Este drama viene de antiguo, y lo que más asusta es que parece que no ha muerto la suficiente gente para tomar cartas en el asunto. No nos hemos dado cuenta de que África y Europa somos los vecinos más cercanos que se pueda imaginar y que hasta el colonialismo nos llevábamos muy bien. Construyamos puentes, no metafóricos, físicos. Volvamos atrás.

¿Cómo le ha ayudado a usted África a crecer como persona y escritor?
Cuando fui a África por primera vez, hace muchos años, fue para ver el estado de la condición humana fuera de Europa, asistir a cómo luchaban por su supervivencia. No olvidemos que la mayoría de la humanidad vive en condiciones muy parecidas a las de los africanos. Hoy sigo acudiendo por los mismos motivos. Me enseña infinidad de cosas sobre la vida, pero también, ojo, me permite apreciar lo bueno que tiene Europa, como es el caso de la democracia. Con frecuencia he declarado que África me hace mejor europeo.

Ha contado que empezó a escribir novela negra para hablar de racismo y al principio no tenía claro que desarrollara una serie. Después de tantos títulos, ¿el género fue capaz de superar lo que pensaba que podría conseguir con él?
Tenía el convencimiento de que el género negro era un buen espejo en el que reflejar los conflictos y contradicciones de la sociedad. El impacto de mis obras me sorprendió pero, al mismo tiempo, me confirmó que aquel era capaz de hablarle a la gente de asuntos que la preocupaban. Ahora está de moda, gracias en parte a los autores del norte, pero llegarán nuevas propuestas que tomarán el relevo. En su día la literatura francesa eclosionó, luego la latinoamericana, ahora la policiaca… quién sabe si la africana será la próxima.

Al crear la serie de Wallander declaró su deuda con el teatro clásico griego, el ámbito del 'ananké', donde los dioses dictan los destinos humanos. Teniendo en cuenta la frecuencia con que sus novelas negras han resultado premonitorias, en ocasiones usted ha parecido actuar como una de esas divinidades.
En la dramaturgia griega los dioses creaban y solucionaban los problemas, en mis novelas negras no es así: las personas, al haber obtenido el conocimiento y el control sobre sus vidas, se las han de apañar por su cuenta. Sin embargo, las contradicciones humanas son las mismas. Creo que, si te sientas a pensar, existen muchas señales flotando que te permiten emitir predicciones acerca del futuro. No es tan complicado. Fijémonos, por ejemplo, en la situación financiera actual de Estados Unidos, con una deuda monstruosa contraída principalmente con sus acreedores chinos. Démosle alguna vuelta y nos haremos una idea de lo que esto implicará en, pongamos, una década.

Aunque, al crear al inspector Martin Beck en los años 60, sus compatriotas Maj Sjöwall y Per Wahlöö fueron pioneros a la hora de denunciar las fallas de la sociedad sueca, muchos lectores tuvieron por primera vez noticia de ellas por medio de sus libros. ¿Le produjo esto una satisfacción especial?
Suecia nunca ha estado libre de problemas, al tiempo que siempre ha sido una sociedad decente y tirando a justa. La mitología acerca de su perfección fue una imagen creada por ustedes. Esa idea del amor en el aire y de todos bellos y rubios de pelo lacio es una invención foránea. Yo no es que quisiera luchar contra esa ficción, simplemente me limité a hacer una escritura realista, sensible a los conflictos.

¿Qué le hace sentir más orgulloso de su país?
La igualdad de derechos entre el hombre y la mujer. No hablo sólo de la conciliación laboral, sino de la paridad de salarios y la fuerte presencia en los puestos de poder.

Tras los disturbios de mayo en Husby, ¿la integración del inmigrante sigue siendo la gran cuenta pendiente de Suecia?
Una vez más, no entiendo por qué la gente se sorprendió tanto. Es algo que se venía venir de lejos. Habíamos creado esos guetos que eran una suerte de bomba de relojería. Quizás el bienestar del inmigrante no sea nuestro mayor desafío, pero sí una gran preocupación. Con todo, me da la impresión que se están tomando medidas para acabar con este tipo de segregación. Me preocupa más que, tras tantos años con un gobierno conservador en el poder, la brecha entre ricos y pobres siga creciendo.

¿Acudía con frecuencia a la policía para que lo ayudara a resolver dudas?
Contaba con una base de fans considerable en el cuerpo de policía, muchos agentes me confesaron que les habría encantado ser como Wallander y se ofrecieron a asesorarme. No obstante, sólo busqué su ayuda para cuestiones concretas, por lo general detalles de procedimiento. Conocerlos confirmó mis sospechas de que estos profesionales son cerebros en acción más que hombres de acción, en una comisaría puedes sentir la electricidad neuronal a pleno rendimiento. Luego, obviamente, existen particularidades nacionales en cuanto a filosofías y métodos, por lo que la policía funciona también al modo de un instrumento para entender el carácter de un país.

Tras el adiós de Kurt, todos sus seguidores tenían depositadas sus esperanzas en su hija, la también policía Linda Wallander, que ya protagonizó una novela, 'Antes de que hiele'. ¿Habrá noticias de ella próximamente?
Sinceramente, no he estado pensando en el personaje, por el momento no siento la necesidad de retomarlo.

La adaptación televisiva que hace la BBC con Kenneth Branagh en la piel de Wallander es técnicamente perfecta, pero ¿no resulta desconcertante escuchar a su inspector con acento irlandés?
Aunque fuera así, no importa. Han captado la esencia de los libros y del personaje. Con eso me basta.

Hay una emotiva línea en 'Huesos en el jardín' que dice: “Poseía una belleza que sólo la edad podía conferir”. A estas alturas de su vida, ¿encuentra belleza en lugares en los que antes no existía?
La frase que menciona está inspirada en una anciana a la que conocí en Maputo, cuyo rostro estaba tan surcado de arrugas que sugería un mapa que permitiera recorrer su biografía. Lo más paradójico es que últimamente son los niños pequeños los que me emocionan con más intensidad.

Siempre los ha tenido muy presentes: escribiendo libros infantiles, apadrinando proyectos educativos…
El verdadero héroe de cada momento histórico es el maestro, ya que se encarga de hablar a las generaciones futuras. Yo sólo acudo a las charlas con niños a las que me invitan y respondo sus cartas.

¿Cómo era su relación con su suegro, Ingmar Bergman?
Conectamos porque le encantó descubrir que no me intimidaba en absoluto. Hablábamos mucho de música y veíamos multitud de películas en la sala de proyección de su casa. Siempre me asombraba lo perceptivo que era con las personas de su entorno, le bastaba echarte un rápido vistazo para conocer tu estado anímico.

¿En qué punto se encuentra el anunciado proyecto cinematográfico sobre su figura en el que trabajaban usted y su esposa?
Se tratará de una ficción basada muy libremente en la vida de Ingmar. Nuestro propósito es estrenarla en el 2016, año del centenario de su nacimiento.

En un artículo en el que loaba a su compatriota Tomas Tranströmer, uno de sus poetas de cabecera, tras recibir el premio Nobel también acusaba ala Academia sueca de “estar podrida”.
Ha habido excepciones pero, por lo general, han galardonado a autores que no dejarán huella, a los que nadie recordará en el futuro. Sin embargo, lo que de verdad me molesta es la sola existencia de premios al mérito artístico. ¿Cómo se puede seleccionar a un creador sobre otro cuando el arte es tan subjetivo y hay miles y miles de personas de mérito? Me parece absurdo, un despropósito. Detesto los Oscar, el Festival de Cannes, los Emmy, los Grammy… Bah.

¿Dónde encuentra la paz?
Escucho ópera, italiana básicamente, no soporto a Wagner. Me gusta salir en mi barco a navegar. Junto con mis hermanos comparto una isla cerca de Estocolmo, que mi padre adquirió por una miseria en los 60, y mi hijo mayor posee una granja en Ystad, ambos son lugares en los que busco sosiego.

¿Sigue fiel a sus expediciones de incógnito al Museo del Prado?
Sí. Cada dos años visito Madrid y me concentro en alguna escuela o un artista. La siguiente cita será en el 2014 con Velázquez como protagonista.

FUENTE: la vanguardia

martes, 25 de noviembre de 2014

diez novelas negras nórdicas que no deberías dejar de leer

09.12.2013 
Hablar sobre las mejores novelas negras que se escriben en Escandinavia es adentrarse en una maraña tan profunda como los bosques que cubren gran parte de su territorio. Voy a hacerlo desde mi perspectiva de un lector que lleva tres décadas leyendo autores nórdicos, no solamente novela negra. Para ser diplomático voy a reseñar dos novelas de cada uno de los cinco países que cualquier persona amante de este género no debería dejar de leer por nada del mundo.

Empecemos por Dinamarca, que es el más meridional de los países nórdicos y también el de menor extensión. Hasta finales de 2010, cuando con La mujer que arañaba las paredes (Ediciones Maeva) aparece la triunfante saga Departamento Q de Jussi Alder-Olsen, Dinamarca era el país donde menos novelas negras se escribían. Carl Mørck, el subcomisario de la Policía Criminal de Copenhague, es un personaje tan inolvidable como el famoso Kurt Wallander sueco, lleno de defectos, malhumorado, perezoso pero con gran experiencia e instinto. Son novelas muy entretenidas (cuatro hasta la fecha) con un sentido del humor que lo alejan de otros escritores nórdicos y que junto con su ayudante, el inmigrante sirio Hafez el-Assad, hará las delicias de los que quieran disfrutar de una buena novela. Un año antes se tradujo en España la primera novela de Inger Wolf Un oscuro fin de verano (Alba Editorial) con su detective Daniel Trokic, medio danés, medio croata, que junto a su compañera Lisa Kornelius, una experta en informática nos adentrará en un ambiente frío y sombrío con una galería de policías y sospechosos que buscan desesperadamente la felicidad en un mundo individualista y solitario. Sin embargo, su segundo libro es ya bastante decepcionante y los tres restantes que ha escrito la escritora danesa ya no han sido traducidos en España.

Suecia es el país más poblado de Escandinavia y donde mayores escritores de género negro podemos encontrar. Autores como Henning Mankell, Camilla Läckberg o Mari Jungstedt son bastante conocidos así que destacaremos a dos autores que son excelentes. Uno de ellos es Johan Theorin. La hora de las sombras (Mondadori, 2010), es la primera de una tetralogía que se enmarca en una estación del año distinta y que nos permiten asistir a las transformaciones de un paisaje inquietante y de los propios habitantes de una isla en el mar Báltico. Todavía falta por publicarse la última de la serie. Su calidad es incuestionable como la de su soberbia novela de misterio El guardián de los niños que se publicó a mediados del 2012 por la misma editorial y que es ajena al denominado Cuarteto de Öland. Thomas Kanger es otro escritor sueco muy creativo y que aborda temas sociales a pesar de que Ediciones B publicó solamente dos de sus obras. La última Tierra de Fronteras en el 2009 con la joven policía Elina Wiik como protagonista.

Noruega no tiene nada que envidiar a Suecia en cuanto autores de novela negra. Anne Holt o Jo Nesbø son autores muy conocidos aunque yo recomiendo personalmente la elegancia de la escritora de suspense Karin Fossum con su inspector Konrad Sejer, personaje solitario y viudo. Una mujer en tu camino (Mondadori, 2008) es la novela más redonda de las seis publicadas hasta la fecha. De Noruega también destaca Unni Lindell con el detective Cato Isaksen y la agente Marian Dahle. Ediciones Siruela ha publicado cuatro de sus obras, bastante complejas y donde se profundiza en el análisis de sus personajes sin excesiva violencia como La trampa de miel o El ángel oscuro.
Islandia es un país que presenta un índice casi invisible de asesinatos y sin embargo emerge con la fuerza de un géiser Arnaldur Indridason con su serie sobre el inspector Erlendur Sveinsson. Pero no es el único ni mucho menos. Yrsa Sigurdadóttir es una autora extraordinaria. Su protagonista una abogada y madre de un hijo adolescente que ha dejado embarazada a su novia, cautivaran a los lectores si son capaces de superar los patronímicos islandeses de sus personajes como Ladrón de almas. Lamentablemente, la editorial Suma de Letras dejó de publicar sus obras tras la tercera en el 2010. Otra obra para no perderse es La cruz solar (Duomo Ediciones, 2011) del escritor islandés -pero residente en Sevilla- Óttar Martin Nordfjörd, una novela negra con el trasfondo de los orígenes vikingos y los secretos de la mitología nórdica y sus primeros habitantes.

Y terminamos con Finlandia, país del que hasta hace bien poco no se conocían en España autores de novela negra y con dos casos curiosos. Autores nacidos fuera del país de los mil lagos -aunque evidentemente tiene muchos más- como Jan Costin Wagner, alemán de nacimiento pero cuyas tramas se desarrollan siempre en Finlandia con su protagonista Kimmo Joentaa, el más tristón de todos los policías nórdicos con diferencia. Luna helada (Edhasa, 2008), la primera de las tres publicadas, arranca con la muerte de su esposa y es una elegía del dolor y el sufrimiento, como pocas que se han escrito en la historia de la literatura, hasta tal extremo que en su pantalla del ordenador tiene como fondo la lápida de su amada y fallecida mujer. Por último, otro autor muy interesante es el escritor americano pero afincado en Finlandia James Thomson, con su inspector Kari Vaara que hará las delicias de los lectores. Sobre todo con su segunda novela publicada en España, Angeles en la nieve (Roca Editorial, 2010), más amable y menos sangrienta que su primera obra.

Aurora Boreal es un sitio de Internet que brilla en el firmamento de la Red desde el año 2000 para difundir la cultura escandinava en el mundo hispano y que dispone de una biblioteca personal con más de 2.000 títulos de autores nórdicos o libros con referencia a los países nórdicos. Tiene además un blog donde se reseñan todas las novedades literarias que aparecen en el mercado español.

Fuente: vozpopuli

Thanksgiving

This Thursday in the United States is Thanksgiving! Today in class we will be talking about the holiday and also discussing things that we are thankful for in life.

Here is some background on the holiday:


We will be discussing it in more detail in class.

See you soon!