
Quemar las navelas, una novela breve de Alejandro Cuevas de 2004, sin duda nos ha sorprendido gratamente. Nos hemos divertido, e incluso hay quien se ha reído a carcajadas con Eurimedonte y sus patéticas vivencias; protagonista que por cierto, a algunas personas -pocas la verdad- les causaba pena su idealismo quijotesco; mientras que a otras -las más- les parecía un jeta, un inmaduro, un.. para qué seguir.
Quemar las naves ha resultado ser una lectura muy placentera, llena de ironía y de crítica social, a la que no ponemos ninguna pena, y es que... lo bueno si breve, dos veces bueno.
Esperad, esperad... si hay que decir algo.. ¿qué narices es eso del niño de estaño?
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