lunes, 13 de abril de 2020

Harún y el mar de las historias


Rushdie publica 'Harún y el mar de historias', un cuento infantil

Ricardo Martínez de Rituerto Londres - 24 sep 1990
 
Salman Rushdie publica esta semana su primera novela desde que tuviera que esconderse al ser condenado a muerte por el ayatolá Jomeini, hace 19 meses. Harún y el mar de historias es el libro que hacía años prometió escribir a su hijo, un cuento de final feliz en el que niño Haroun devuelve la palabra y felicidad a su padre, un cuentista que ha perdido la capacidad de fabular y de contar historias. La alegoría de la situación que atraviesa ahora el autor es inevitable, por más que el relato no degenera en un manifiesto político.
El libro está dedicado a Zafar y es un rico mosaico de aventuras y personajes en línea con la nuevas formas de fabulacion infantil, en las que los clásicas tramas de buenos y malos se desarrollan en un marco de personajes y ambientes complejos. Haroun y su padre, Rashid Khalifa, viven en una ciudad tan triste que ha olvidado su nombre. Rashid es un fabulador e inventor de historias que recorre el país contándolas hasta que su mujer, un alma sin imaginación a la que decepciona la industria de su marido, huye con un vecino que siempre se preguntaba "para qué sirven las historias que ni siquiera son verdad".
Rashid, en quien el lector adulto tendrá dificultades para no ver ocasionalmente al propio Rushdie, se queda sin palabra. Haroun recorrerá mundos fantásticos en busca de la palabra y de la felicidad perdidas, qu e logrará devolver a su padre, junto con su madre, en un cuento con final feliz.

* Este artículo apareció en la edición impresa del lunes, 24 de septiembre de 1990.
Fuente: ELPAÍS

HARÚN Y EL MAR DE LAS HISTORIAS

Por Lola de la Rosa

Con su publicación tras la tormenta mediática (y fanática) provocada por la archiconocida “Versos Satánicos”, nos encontramos con un retorno de Salman Rushdie al fabuloso mundo de los cuentos.
Escrita en un tono liso y amable aunque, en ocasiones, autocomplaciente, la novela cuenta la fantástica aventura en pos de la inspiración perdida a la que se enfrenta Harún, hijo de un cuentacuentos al que literalmente han cortado el suministro del grifo de las historias.
Estableciendo una parábola con su situación personal, el autor relata un viaje desde nuestro mundo, dominado por el espíritu mercantilista en el que todo lo relacionado con la literatura está condenado a desaparecer, hacia el planeta del que surgen las historias, un mundo amenazado por los que promueven el silencio y el fanatismo.
De este modo asistimos a la presentación de coloristas y variopintos personajes característicos del cuento tradicional matizados con algún que otro toque socarrón y posmoderno. Fauna onírica dividida entre los que siguen a la luz y los que adoran la sombra.
A medio camino entre “Alicia En El País De Las Maravillas” y “Los Viajes De Gulliver”, lo que podría haber sido el relato de una dramática guerra fratricida se transforma en una jocosa y satírica batalla en la que la única baja se llama Silencio. De este modo, el autor, en vez de aprovechar su posición privilegiada para avivar las diferencias entre los que amenazan cualquier acto creativo y los que defienden la libertad de expresión, escribe un emotivo, divertido y plausible alegato a favor de la conciliación y el entendimiento.
Fuente: alohacriticon

 


Harún y el mar de las historias, de Salman Rushdie


Los fans de Michael Ende encontrarán en este cuento, que Rushdie escribió como regalo para su hijo, una especie de versión oriental de La Historia Interminable. Hay muchas similitudes: se trata, como en la obra de Ende, de un homenaje a la fantasía y a la literatura como conductora de ella, y también la trama comienza cuando el protagonista, un niño, se ve embarcado en una aventura para salvar el mundo de los cuentos, a punto de desaparecer. El punto novedoso radica en que Harún irá de la mano de su padre, Rashid, y que el objetivo del niño no es tanto rescatar la fantasía como ayudar a su progenitor, un contador de historias al que la imaginación y la capacidad de hablar parecen haber abandonado para siempre.
Hay en el cuento de Rushdie, pues, reivindicación de su trabajo, que en su caso tantos problemas le ha acarreado. Pero termina pesando más la relación entre padre e hijo y la ternura que adivinamos tras las palabras que el autor, aunque también nos hable a nosotros, ha escrito pensando en él. Rashid repite en varios puntos de la obra cómo siempre ha estado seguro de que Harún había nacido para algo grande, y éste lo termina demostrando con creces a lo largo del cuento. Por otro lado, Harún actúa para ayudar a su padre, y sólo cuando ya esté metido de lleno en la aventura, terminará viendo que su hazaña trasciende a Rashid.

Podemos leer este cuento como lo que es, una aventura maravillosa para que un padre ayude a dormir a su niño, enseñándole de paso que nunca le abandonará y que estará con él ayudándole a conseguir todas las empresas de las que le ve capaz. Pero Rushdie esconde algunos otros mensajes en el libro dedicados a ese lector adulto que se deja llevar a veces por la fantasía. El autor destaca la importancia trascendental de la imaginación y de las historias para la sociedad, que, defiende, necesita de ellos para funcionar. También hay un homenaje a las raíces más antiguas de la literatura y un llamamiento a no olvidar la tradición: casi todos los nombres de los personajes de la obra están sacados del Indostánico y muchos de ellos aluden a personajes de leyenda. Y en la sabiduría que esconde la inocencia de Harún se esconden también denuncias del propio Rushdie que remiten a la censura y la persecución sufridas por él y por muchos otros: “¿De qué sirve dar libertad de expresión a una persona si luego le dices que no puede utilizarla?”
No es difícil imaginar que muchas de las escenas de la obra, como esa lucha entre luz y oscuridad, están extraídas de viejos cuentos conocidos por Rushdie y que el suyo, en realidad, es un gran mosaico de antiguas historias, presentado ante su hijo, y ante nosotros, como un gran escaparate que nos sirva para conocer los tesoros ocultos de la más remota tradición literaria. Como el Océano de Historias que nos enseña en la obra, donde los cuentos se mezclan sin cesar para formar otros, Rushdie termina construyendo en el suyo uno nuevo, pero anclado en las raíces de los primeros narradores, a modo de pequeño homenaje a quienes le enseñaron a él la magia de su oficio.

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