martes, 7 de octubre de 2025

EDUARDO MENDOZA, TRES ENIGMAS PARA LA ORGANIZACIÓN

 10 LIBROS QUE GARANTIZAN LA INMORTALIDAD A EDUARDO MENDOZA

Jesús Jiménez 14.05.2025  

 


Leyenda viva de las letras españolas y uno de los autores más queridos y admirados de los últimos 50 años, Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943), ha sumado este martes el Premio Princesa de Asturias de las Letras a su larga lista de galardones entre los que destacan el Cervantes (2016) o el Premio Planeta (2010). Un autor del que se suele destacar su facilidad para pasar de la novela seria al humor más surrealista y divertido pero en cuyas obras siempre late la mejor literatura. Elegir entre sus numerosas obras es cuestión de gustos, ya que casi todas son geniales, pero vamos a intentar quedarnos con diez de ellas.

'La verdad sobre el caso Savolta' (1975): Ya con su primera novela, La verdad sobre el caso Savolta (1975), Eduardo Mendoza se garantizó un lugar en las letras españolas. Una novela "de tiros" que a la censura le pareció que "no tenía ni pies ni cabeza" y que, gracias a eso se pudo publicar. Pero que en realidad era mucho más, para muchos es la primera novela de la transición democrática (además del libro que nos mandaban leer en los colegios, al menos en mi juventud). Poco después de su publicación fallecía Franco y gracias a eso pudo conseguir el Premio de la Crítica de narrativa castellana. Una novela muy coral que se ambienta en la Barcelona de los años del "pistolerismo" y las luchas sindicales (1917-1919) y en la que el autor describe perfectamente la realidad social, cultural y económica de la ciudad. Un libro en el que se mezclan las luchas de poder, las intrigas empresariales y políticas, el sindicalismo, la I Guerra Mundial y una bella historia de amor. Fue llevada al cine por Antonio Drove, en 1979, con un reparto que incluía a José Luis López Vázquez, Ovidi Montllor, Charles Denner, Stefania Sandrelli y Omero Antonutti. Este año se cumplen 50 años de su publicación y en una entrevista concedida a nuestro compañero Carlos del Amor, Mendoza confesaba que "su oficio fue desde el inicio una escapatoria del aburrimiento".

'El misterio de la cripta embrujada' (1978): Tras el éxito de su primer libro, Eduardo Mendoza se fue a Nueva York a trabajar como traductor para la ONU. Allí, en una sola semana, escribió El misterio de la cripta embrujada (1978), una novela policíaca protagonizada por el comisario Flores, inspector de la Brigada de Investigación criminal, que se enfrenta a la desaparición de una niña de un internado de madres lazaristas. Para buscarla se unirá a un depravado criminal que está internado en un manicomio y al que promete la libertad si logran resolver el caso. Un loco que acabará convirtiéndose en el protagonista de la historia. Una novela en la que Mendoza se lanza por primera vez al humor que también ha caracterizado su carrera, quizá para escapar un poco de ese solemne éxito de La verdad sobre el caso Savolta. Misterio y picaresca vuelven a juntarse en esta historia que acabaría convirtiéndose en una serie de novelas de gran éxito. De hecho, este primer título ha sido traducido a nueve idiomas.

'El laberinto de las aceitunas' (1982): Segundo de los libros protagonizados por el detective anónimo, que actualmente cuenta con cinco entregas y que, en su momento fue uno de los mayores éxitos de ventas de Mendoza. Con un humor cada vez más absurdo, en esta ocasión el protagonista abandonará el manicomio para enfrentarse a una peligrosa banda de delincuentes en la búsqueda de un maletín perdido lleno de dinero (en una época en la que esos maletines o incluso bolsas de basura repletas de dinero, llenaban las noticias y la imaginación de los españoles).

Una peripecia detectivesca que se va volviendo cada vez más surrealista y esperpéntica y que no es solo una caricatura del género policíaco sino también de esa sociedad de la época.

'La ciudad de los prodigios' (1986): Para muchos la obra maestra de Eduardo Mendoza y posiblemente su obra más ambiciosa. Está ambientada en la ciudad de Barcelona entre las Exposiciones Universales de 1888 y 1929, el año del Crac. Y narra el ascenso y caída de Onofre Bouvila, una anarquista que representa a las clases más bajas de la sociedad que, gracias a su falta de escrúpulos, crueldad e incluso salvajismo, se convertirá en uno de los hombres más ricos y poderosos de España. Su historia, además, está muy influida por la aparición de tres mujeres de las que una pitonisa le advierte que: una lo haría rico, otra lo encumbraría y otra lo haría feliz. Una novela en la que Mendoza también explora todas las posibilidades del lenguaje, alternando estilos distintos y buscando el placer de la escritura. Uno de los mejores ejemplos de picaresca moderna en las letras españolas. La novela también fue adaptada al cine por Mario Camus, en 1999, con Olivier Martinez y Emma Suárez en los principales papeles. Y también hay una excelente adaptación al cómic realizada por Claudio Stassi.

'Sin noticias de Gurb' (1991): Una de las novelas más divertidas de la literatura española de todos los tiempos. Originalmente publicada por en entregas en el periódico El País, también es uno de los libros más traducidos de Mendoza (inglés, francés, alemán, italiano, coreano, danés, polaco, persa, gallego y esperanto). Ambientada en la Barcelona que se preparaba para los Juegos Olímpicos de 1992, Mendoza vuelve a realizar un maravilloso retrato de la sociedad barcelonesa y española de la época, con mucha ironía. El libro relata la búsqueda de un extraterrestre (Gurb), que se pierde en las calles de Barcelona tras adoptar la apariencia de Marta Sánchez. Y la historia está narrada por otro extraterrestre que sale en su búsqueda camuflado como el conde-duque de Olivares, aunque va cambiando su apariencia a medida que avanza la trama, pasando a ser personajes como Miguel de Unamuno, Paquirrín, Isoroku Yamamoto, el duque de Kent o Alfonso V de León. Pero su roce con los terrícolas acabará convirtiendo la historia en una comedia bufa divertidísima.

'La aventura del tocador de señoras' (2001): Como el inolvidable H.M. Murdock, de la serie El Equipo A, esta nueva aventura del detective anónimo comienza con su salida del asilo en el que está encerrado desde hace décadas. Esta vez en un viaje sin retorno, porque el lugar se va a cerrar para vender el solar a una constructora. Y es que estamos en los años del pelotazo inmobiliario y ya sabemos que Mendoza siempre reflejaba la sociedad de la época en sus novelas. Acudirá a pedir ayuda a su hermana Cándida, que se ha casado con Viriato, que le ofrecerá trabajar en el tocador de señoras, un establecimiento que funciona fundamentalmente como peluquería y que nuestro protagonista administrará de una forma muy peculiar. pero cuando parece haber encontrado un poco de estabilidad, se verá involucrado en el robo de los documentos de una empresaEl Caco Español, S. L., y se convertirá en el principal sospechoso del asesinato del presidente la misma. Así que deberá mostrar su inocencia en una alocada trama en la que se cruzará con un chófer miope negro, dos mujeres llamadas Ivet, la alta sociedad e incluso el alcalde de Barcelona.

'Riña de gatos: Madrid 1936' (2010): Durante mucho tiempo Eduardo Mendoza se resistió a escribir sobre la Guerra Civil. Hasta 2010, cuando publicó Riña de gatos: Madrid 1936. la historia de un inglés llamado Anthony Whitelands, que llega a bordo de un tren al Madrid convulso de la primavera de 1936. Deberá autenticar un cuadro desconocido, perteneciente a un amigo de José Antonio Primo de Rivera, cuyo valor económico puede resultar determinante para favorecer un cambio político crucial en la historia de España. Turbulentos amores con mujeres de distintas clases sociales distraen al crítico de arte sin darle tiempo a calibrar cómo se van multiplicando sus perseguidores: policías, diplomáticos, políticos y espías, en una atmósfera de conspiración y de algarada. "Un escritor tiene el compromiso moral de ser reflejo de su tiempo". Así justificaba Eduardo Mendoza esta novela de la que dijo que "no es sobre la Guerra Civil, pero sí de la Guerra Civil" y de la que confesaba haber quedado "muy satisfecho". Una novela que le valió el Premio Planeta 2010 y en la que cambió su Barcelona natal, escenario de la mayoría de sus obras, por Madrid, porque le convenía "cambiar de aires".

'Trilogía Las tres leyes del movimiento' (2018-22): El rey recibe (2018), El negociado del yin y el yang (2019) y Transbordo en Moscú (2022) son las tres novelas que forman la trilogía Las leyes del movimiento. "Al llegar a cierta edad, uno se da cuenta de que ha sido testigo de acontecimientos que en su momento parecieron trascendentales y luego resultaron no serlo. Y también se da cuenta de que ha vivido grandes transformaciones sociales sin advertir su importancia. A partir de esta reflexión me embarqué en este proyecto", aseguraba Eduardo Mendoza sobre el libro. Tres novelas que recorren los principales acontecimientos culturales y políticos del siglo XX en clave de comedia (con un protagonismo especial de la Transición) y que están protagonizadas por Rufo Batalla, un periodista de segunda división, y el príncipe Tukuulo, aspirante al trono del país ficticio de Livonia, un país hoy inexistente. Partiendo de la Barcelona de los años 60 y el final del franquismo, esta trilogía nos trasladará al movimiento hippy y la lucha por los derechos sociales en EE.UU., hasta la caída de Berlín y la disolución de la Unión Soviética. Una trilogía que tiene mucho de las novelas de espías de la guerra fría que tanto apasionan al escritor. Tres enigmas para la Organización' (2024)

Tras esa trilogía, Eduardo Mendoza declaró que no iba a volver a escribir una obra de ficción, pero en 2024 publicó la que, de momento, es su última novela: Tres enigmas para la Organización (20024). “Lo intento, pero no puedo. Es que no sé qué hacer, se me va la mano sola al papel. Esto me pasa por escribir a mano”, bromeaba el escritor en el programa de RNE No es un día cualquiera.

Fuente: RTVE

TRES ENIGMAS PARA LA ORGANIZACIÓN

“-Hay mucha gente mala en la tierra. Me refiero en la tierra por oposición al mar. Allí es distinto. Viene Moby Dick y ya sabes a qué atenerte.” (p. 237)

 Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943) nos regala con su último título, Tres enigmas para la Organización (2024), una buena muestra de su esencia detectivesca, satírica, existencial y disparatada. Las escenas con las que recorre su eterna Barcelona dibujan con una mirada desenfadada, aunque no carente de crítica, una urbe de ambientes y personajes marcados por el devenir de los tiempos contemporáneos. En un presente tangible –la trama se sitúa en el año 2022– se erige una isla, un interregno: la Organización, un olvidado cuerpo de espionaje creado en el franquismo que ha sobrevivido como un reducto de burocracia y acciones ilógicas que no interfieren en las funciones de las demás fuerzas de seguridad del Estado. Encabezado por ‘el jefe’, este organismo secreto cuenta con un fresco de profesionales heterogéneo, entre los que se incluye un tierno padre exconvicto, una camaleónica y fantasiosa secretaria o un envejecido agente que, para combatir el deterioro cognitivo, recita pasajes de un viejo manual de tácticas militares en francés arcaico. Hasta nueve serán los detectives, espías e inocentes marginados que, bajo el auspicio de una voz narrativa omnisciente, se enfrenten –con un modus operandi que como mínimo resulta anacrónico– a tres misteriosas incógnitas que serán investigadas por si tuviesen relación: la aparición de un cadáver en El Indio Bravo (un hospedaje de mala muerte situado en las Ramblas), la volatilización de un rico británico dejando abandonado su yate y a su tripulación en el puerto y la inmutabilidad de precios de los productos de Conservas Fernández.

Como en ocasiones anteriores, basta pensar en la serie de novelas iniciadas con El misterio de la cripta embrujada (1978), Mendoza hace uso de un lenguaje paródico y picaresco que produce un continuo extrañamiento con respecto al género policiaco en el que se enmarcaría Tres enigmas de la Organización. Las apreturas económicas, la alegalidad (si no directamente la ilegalidad) y las reflexiones sobre el sentido de sus vidas construyen, a la vez que caricaturizan, a unos seres literarios que cumplen con un muy personal sentido del deber. Su doble identidad, puesto que deberían ocultar las funciones con que ocupan su parcela laboral, se entrecruzan sin remedio con sus familias, sus aspiraciones humanas y sueños. En una órbita que podríamos emparentar con las misiones de la T.I.A. para la que trabajan los Mortadelo y Filemón del desaparecido Francisco Ibáñez, la presente aventura incluye dosis de misterio, humor, violencia, cotidianeidad, denuncia social y peripecias que se conducen con un estilo ligero y que da lugar a reflexiones cuya hondura, como pasa cuando nos acercamos a Lázaro de Tormes, podemos elegir. A través de la superación de soledades y discriminaciones de distinto signo, Mendoza compone a unos antihéroes que habitan en el contraste entre una característica lengua culta –de registro a veces elevado y cervantino– y un grotesco submundo rayano con el hampa. Además, no se puede pasar por alto la habilidad con que da nombre y alias a los individuos que pasan por este relato. De esta forma, la Boni, Buscabrega, Monososo o la señora Grassiela aumentan el original índice onomástico con el que el autor ha dotado de personalidad a un incontable número de hombres y mujeres (y hasta extraterrestres) que ha poblado sus páginas y rubricado su ingenio.

A la vez que identificamos un conjunto de ingredientes que no son nuevos en su obra, también reconocemos a un autor que disfruta de su oficio. Nos transmite con alegre resolución una historia escrita con total libertad para él mismo y para todos los que gustamos de encontrarnos una vez más con quien decía haber cumplido con su ciclo autorial. Había anunciado, tras la culminación en 2021 de la trilogía Las tres leyes del Movimiento, una jubilación anticipada, pero, por suerte para quienes nos confesamos sus admiradores, a sus ochenta y un años de edad no ha parado de escribir. Y así, todavía podemos recibir un texto que consigue algo que siempre es y será esencial: una sonrisa, una carcajada ante lo inesperado y lo absurdo con que, por un momento, desconectar de las preocupaciones y los miedos, los Moby Dick que nos rodean.

 

Fuente: contrapunto revista literaria

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