PAULINA FARIZA GUTTMANN
La escena, la poesía, la narrativa, la música y todas las hibridaciones que se deriven de las mixturas de todo, hace tiempo que se desbordan, se alimentan, se pelean y, en ocasiones, hasta se ríen de mí.
Desde que me inventé una canción en el parvulario me he dedicado a las letras, es decir a la escritura en un sentido amplio. He sido tanto amante las cacofonías o errores accidentales del idioma, lo que me llevaba a reír sin parar, como alumna al borde de las lágrimas cuando tocaba recitar a los autores del Siglo de Oro que mis compañeros aborrecían. Tímida y observadora como era, amaba a los clásicos y prefería ensayar en el coro a salir al recreo.
Nací y me crié en Vinaroz, Castellón, y, al acabar mis estudios de bachiller, pasé un año crucial de mi vida en Austria. Tenía diecisiete años cuando partí como estudiante a un país del que no conocía ni el idioma, ni casi nada. Tras la experiencia y el crecimiento personal de mi vida en Eisendstadt, fui a Barcelona a estudiar Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autònoma de Bellaterra.
Inicié mi andadura teatral poco antes de acabar la carrera de periodismo. Me formé en una escuela de interpretación ya desaparecida llamada Gente de Teatre de Barcelona, dirigida por Enrique Ibáñez y Víctor Hernando. Allí me formé con amigos que aún conservo. Carme Abelló, Mari Luz Lapuyade, Francesc Garrido, Cristina García y Xavi Tena fueron mis colegas entonces, algunos de ellos han seguido en la interpretación y otros no, pero ni han desaparecido de mi vida ni de mi pensamiento.
Al bajar por las escaleras de aquel estudio destartalado de la Barceloneta llamado “Gente de Teatro” saludábamos a Pepe Otal, que tenía su piso lleno de todo tipo de marionetas, hoy es museo. En el terrado o la escalera, vivía El Búlgaro, un hombre que se bebía lo que ganaba, y aparecía en medio de nuestras improvisaciones para explicar las razones de su nombre. A saber, le gustaba Sofía Loren y la capital de Bulgaria era Sofía, ¿entiendes? Poco después, Cristina García Borrás (hoy Cristi Garbo) y yo creamos un espectáculo de cabaret musical llamado Canciones a la carta, con él recorrimos todos los locales de Barcelona que se pusieron en nuestro camino.
Al finalizar la carrera de periodismo participé en una obra llamada Chomsky Show al más puro estilo de musical fragmentado y experimental, se trataba de una suerte de ópera con el concurso de grandes personalidades del teatro de quienes aprendí mucho (Xavier Albertí, Arnau Vilardebó, Maria Luchetti, Inés Boza). Algo más tarde me incorporé al grupo Las Stupendams, y con ellas me arranqué con la composición de alguna letra, poco después publiqué un cuento infantil en la editorial Cruïlla, titulado Les sospites de la Mònica (Las sospechas de Mònica) para primeros lectores. Paralelamente traducía del alemán, inglés y catalán obras literarias y de divulgación, traduje también muchos textos infantiles que más bien requerían una reinterpretación. Fue por aquella época cuando tuve a mis dos hijos Pere y Clàudia, un dato biográfico que me atravesó y cambió mi perspectiva artística. En medio de la crianza, publiqué un libro de poemas titulado Inociencia (algunos de los poemas del libro han encontrado más tarde su lugar en el espectáculo musical Págines Calladas).
A partir de entonces, tomé mayor compromiso con la edición, de lectora profesional y traductora en editoriales señeras de la época, como Plaza y Janés, Salamandra, Destinto, etc., pasé a trabajar como jefa de comunicación editorial durante un tiempo nos años, hasta que cumplí mi deseo de ser editora. Fue mi vocación durante años. Fui editora en Alba Editorial y luego pasé a ocupar la dirección. Allí desarrollé proyectos fabulosos, de los que saqué mucho aprendizaje, y que han sido seminales en mi trabajo posterior: una colección dedicada a la interpretación actoral llamada Artes Escénicas donde pude leer y releer a pesos pesados de la cultura como Stanislavski o introducir en librerías a Augusto Boal, con el que se abrió la gran fiebre del Teatro del Oprimido; además pude idear títulos de cargado carácter feminista como Trátame bien, un compilación de testimonios de mujeres que salen del maltrato, como antídoto para ayudar a otras, idear títulos como El diario violeta de Carlota o publicar De qué hablamos las mujeres cuando hablamos de sexo, publiqué textos de música contemporánea, jazz y flamenco que me dejaron mucha huella (Kind of Blue, Sobre Camarón, Crónicas de mi vida de Igor Stravinsky) y grandes textos clásicos que me acompañan por dentro en cuanto se hace el silencio. Mi andadura editorial llegó a su fin en 2012, pero antes en 2010 el Ministerio de Cultura otorgó al proyecto editorial el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural.
Tras dejar el mundo de la edición, la gestión y la empresa atrás, volví a la creación que, en algún punto, había desaparecido de mi vida y necesitaba recuperar.
El canto y la escena se volvieron a conjurar para entrar y tomar espacio en mi vida. Llena de música y reconciliada de nuevo con la escritura, en primer lugar co-escribí un manual de canto, después creé a pie de escena, junto a Pepa Lavilla, amiga de mis tiempos en Gente de Teatro, la obra llamada Deeses. Poco después, Assumpta Cahiguelas y yo fundamos Ho Femmes Fatales y levantamos un espectáculo de cabaret que rodamos durante un tiempo. Me acerqué a tierras ampurdanesas y trabajé con Jaume Torrent y Mercé Riba, editores de Calígraf, y la pareja formada por Mercè Poch y Xavier Vallés (piano y bajo eléctrico) en un formato que se prodigó por la provincia de Girona, que llamamos Compañía inesperada.
Seguí con la redacción de una novela, La amabilidad de los desconocidos y en el ínterin, en una feria de editores independientes, propuse F de feminismos a la editorial Elisabeth Falomir de Editorial Melusina, un título que llegó a las librerías en 2017 e ilustro Ishara Solís. El resultado es tan bonito que, aún tras años de su publicación, se sigue viendo en escaparates, lo mismo ha sucedido con Nanas de Colores, un proyecto en el que se unían mis dos pasiones, el canto y la literatura, que musicó Ricky Schneider e ilustró Jani Lunablau con mucho arte.
fuente: Paulina Fariza Guttman
RESUMEN
ResponderEliminarEs un relato de la biografía de la Argentinita en cuya novela nos da un repaso por la generación del 27; poetas, cantantes, pintores, toreros ,músicos, actores, bailadores y en general gente de la farándula y como recorrido por los cafés, teatros y cines, del mundo entero
Federico García Lorca y la Argentinita "LOS COMPADRES " las canciones que cantó bailó y grabo; Los cuatro muleros ,El café de chinitas y Anda jaleo entre otra muchas. Con los datos que aporta la autora en el contexto social y cultural identifica el machismo y como las mujeres luchan por el sufragio universal, la cultura, el poder de la iglesia y la pedagogía del ser, surge (LAS SINSOMBRERO) y la EDAD DE PLATA.
Como remarca de todas las actuaciones en España , todo el elenco sentado en el escenario escuchaba ; la Internacional.
Para saber en la época que estamos esta frase " Entre el Sol y la Tormenta a, treinta y dos meses de guerra.
Todo se volvió agua de borraja ; España 40 años de retraso
El espacio tiempo muy bien marcados.
Club de lectura Biblioteca de Palencia
J.M.S.
Muchas gracias por tu comentario José Manuel
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