martes, 3 de mayo de 2022

Joaquim Bosch, una reflexión sobre la guerra en tweets

El magistrado Joaquim Bosch suele dar en el clavo con sus reflexiones y aprovecha la red social Twitter para explicar de forma didáctica situaciones normalmente asociadas al ámbito del Derecho. Esta vez se ha centrado en comentar algunos puntos que considera fundamentales sobre la invasión de Rusia a Ucrania a través de un hilo que a las pocas horas de ser publicado acumula miles de retuits y "Me gusta".

 

 

 1.- Algunas reflexiones sobre la agresión militar de Rusia a Ucrania. La primera es que existe una regla de oro: hay que rechazar taxativamente las guerras. Esa regla solo tiene una excepción (hilo)

2.- Los derechos humanos son una de las aportaciones fundamentales de la humanidad para acabar con la barbarie. La guerra siempre supone una negación de esos derechos. A lo largo de la historia las guerras siempre han provocado las catástrofes más dolorosas.

3.- Las guerras no solo causan daños entre quienes combaten, sino también enormes sufrimientos en toda la población afectada, especialmente entre los más vulnerables e indefensos. Incluso entre quienes formalmente las ganan se produce un inevitable proceso de brutalización.

4.- La primera víctima de las guerras siempre es la verdad. Es el marco perfecto para la manipulación, el fanatismo, la incitación al odio y la justificación del exterminio ajeno. Se trata de situaciones que invariablemente sacan lo peor de la especie humana.

5.- Por eso la primera reacción cívica debe ser el “no a la guerra” y la condena a cualquier ataque militar. Eso es compatible con todos los matices que puedan contextualizar los hechos, pero en un plano muy inferior al rechazo categórico de la guerra.

6.- En el caso del ataque militar de Rusia a Ucrania, las relaciones entre ambos países pueden ayudar a entender lo ocurrido, pero en ningún caso pueden justificar una invasión armada. Los conflictos existentes deben ser resueltos de forma pacífica y sin acciones de guerra.

7.- Además, en el tablero internacional los intereses estratégicos y económicos también son muy amplios y van más allá de Rusia y Ucrania. La gestión de esas situaciones debe llevar a mecanismos distintos a una guerra, porque esta siempre arrasa con los derechos de las personas.

8.- En el derecho interno no se puede agredir a nadie, pero sí que está justificado repeler una agresión. Esa es la única excepción a la regla de oro, también en derecho internacional. La legítima defensa armada ante un ataque es completamente válida.

9.- Son legítimas las formas de resistencia no violentas, pero también lo son las respuestas que usan la fuerza de manera defensiva. Un caso muy claro fue la respuesta contra la guerra iniciada por Hitler. La Carta de las Naciones Unidas regula ese derecho a la legítima defensa.

10.- Hay que analizar con atención esas situaciones: históricamente todos los países han iniciado las guerras con la excusa de defenderse. No son admisibles las guerras preventivas, las que buscan supuestas armas de destrucción masiva o las que imputan malas intenciones ajenas.

11.- Todo ataque militar unilateral es una forma de guerra que debe rechazarse. La única excepción sería la defensa bélica ante una agresión real. El concepto de “guerra justa” también suele incluir la protección de los derechos humanos ajenos, pero es una noción más manipulable.

12.- No hay justificación para el ataque de Putin contra Ucrania. No puede ser un motivo la exhibición de ultranacionalismo imperialista. Tampoco lo justifica la protección o la seguridad de Rusia frente a la OTAN, porque ese interés legítimo se puede defender sin invadir un país

13.- En consecuencia, resulta admisible cualquier apoyo de la comunidad internacional para la protección de un país que se está defendiendo, con inclusión de las sanciones necesarias contra el agresor. Cruzarse de brazos es lo contrario a defenderse.

14.- Lo explicado aquí vale para todas las guerras. No son admisibles los ejercicios de hipocresía: no hay masacres buenas y masacres malas. El rechazo de la guerra es un imperativo categórico que está muy por encima de simpatías o antipatías hacia países concretos (fin).            

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