De
nuevo un libro “insólito”, puesto que es un álbum de viñetas con una dramática
historia (y además biográfica), nos ha
reunido en Dueñas con sabrosas interpretaciones; recuerdos familiares, dramas
cercanos, incluso opiniones en torno a su edición; valorando la transformación
de los personajes durante el transcurso
de la narración, los ambientes, los objetos y hasta la tipografía a veces
difícil de leer por su abundancia de “bocadillos” y recuadros en letra
mayúscula.
El
relato del protagonista desde la niñez en el medio rural a sus peripecias
durante la guerra civil española, los campos de concentración, la huida al
extranjero, el regreso, sus amores y desamores, los tiempos heroicos y la
degradación hasta el “salto al vacío”.
El
periodo de la historia que conocemos por el relato de nuestros padres o abuelos
y tamizado por el lugar y las connotaciones políticas que no conocimos pero de
los que tenemos opinión según nos lo contaron o lo estudiamos.
Todas
guardamos afecto a las viñetas por haber sido nuestros primeros “libros de
lectura” en los tebeos, con lo que hemos valorado el impacto de lo visual sobre
los textos de los que, como lectores, somos “dueños y creadores”.
Es
un libro que duele, que impresiona, que presenta gran cantidad de facetas para
la charla, la crítica, el desaliento y, cómo no, la admiración al escritor y al
dibujante.
Pero,
sobre todo, que ha acrecentado nuestra
percepción de una época terrible en la que nuestros mayores fueron, a la vez,
vencedores y vencidos, dejando inquietud por el futuro pero certeza de que
siempre podremos “volar” en busca de una concordia que sólo se adquiere con la
voluntad de la esperanza.
Las
ventanas están abiertas para los altos vuelos.
Isabel, Club Virtual Dueñas
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