No tenía tiempo de nada; que si la
casa, que si los chicos, que si la lavadora, que si la compra, que si la
plancha, que si el patio, que si los cristales.
Que si él, que si ellos…
-Mira
no; eso de gastar una mañana a lo tonto; ( y de miércoles;
que viene el Mercadillo) no es para mí. No puedo.
-Es
cada dos semanas; en hora y media lo dejamos. Te va a venir bien.
-Sí;
como me venía la gimnasia, y salir a andar. Pero llegaba molida. Que no
importa, de verdad, gracias. Pero no tengo tiempo. Además…
-¿Además?
-Vecinas;
como nosotras ¿qué lo mismo da?
-Da.
Las sabihondas ¿a que sí?
-Las
que quieren, aunque tampoco tengan tiempo.
-Pero
leen. ¿A que sí?
-Claro;
vamos porque nos gusta leer. Como a ti.
-Me
gustaba. ¿Te acuerdas de Doña Cres? Pues casi siempre me mandaba leer en voz
alta. Sobre todo versos: Porque es áspera
y fea. Porque todas sus ramas son grises yo le tengo piedad a la higuera…
No se me ha olvidado; me la sé casi entera. Me gustan las poesías.
-Pero
no tienes tiempo…
-Justo.
¿Cómo era aquello? Platero
es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón,
que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual
dos escarabajos de cristal negro. Me puso un 10.
-
Por eso nos juntamos; porque nos gusta leer; descubrir y recordar. Como a ti.
-
No, si yo leo. A veces de los libros de los chicos y alguno que hay en casa.
Pero no así, obligatoriamente.
-No
es obligatorio; es…porque sí, porque lo necesitas.
-Yo
lo que necesito es una plancha de vapor.
-Pues
muy bien. Adiós que tengo prisa.
-¿Y
hay que comprar el libro?
-Ni
que fueras boba. Son libros de la Biblioteca;
no cuestan un duro. Todas leemos el mismo en casa y luego hablamos de él,
del autor, de la época, de las descripciones, de los personajes.
-¿Y
si no te gusta?
-Pues
lo dices.
-¿Y
si a las demás sí les gusta?
-Pues
lo dicen.
-A
saber: Que hay cada una que…Y a Paco le va a reventar verme leer. Le parecerá
que pierdo el tiempo.
-¿Y
ver la tele?
-Eso
es diferente. La tele entretiene.
-Y
la tertulia. Además nos tomamos un cafelito y a veces alguien lleva galletas a
o un bizcocho.
-¿Es
obligatorio?
-Bah.
Déjalo. Nada es obligatorio; ni leer, ni hacer bizcochos, ni ir a la tertulia. Pero
sí es obligatorio hacer las cosas que nos gustan.
-¿Alguna
vez has hecho una tarta de manzana?
-Jamás.
-Pues
no sabes cómo me quedan... además en un momento.
-Bueno.
No te preocupes; pensé que te gustaría.
-Si
no es que no me guste es que…
-No
tienes tiempo; ya lo has dicho cien veces.
Me
voy.
-No
te enfades. Mañana es miércoles ¿hay?
-A
las once y media.
-¿A
las once y media? A ver si puedo…
Isabel
Torres 2014, Dueñas
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