“La vida es vana, / Un poco de amor, / Un poco de odio, / Y luego buenos días…
(“Brindo
por ti, amor / Brindo por mi amor por ti, amor / Brindo por las hazañas que
haré, amor / Para mostrar que mi amor es verdadero amor”). O de sueños idos
(“Qué cosa hermosa hubiera sido tener un hijo. / Despertar de la siesta con la
sorpresa tierna de su / Tenderse serena a soñar en el placer de su éxito,
abrazo logrado…”).
“Es el
actor no la acción, / Lo que cuenta en cada actuación. / Los poetas en este
mundo son más raros / Que los artistas aunque los últimos sean más bellos. / No
soy un poeta, como ves / sino / Zenobita Camprubí”
Voy
deprisa por el mundo llena de risa y de amor a todo el que me lo pide, risas y
besos le doy.
No tiene
sentido que me sacrifique en balde por el egoísmo de él. Llorar le quita a una
todas las energías.
Ayer por
la tarde me desplomé con un ataque de neuralgia como resultado de haber cedido,
renunciando a la idea de hacer lo que yo quiero.
[7 de
enero de 1940] Se me vino encima la vida entera y la anulación gradual de mi
personalidad en todo lo que no sea ayuda para los objetivos de J. R. y sobre
todo la idea de que cuando J. R. quiere algo siempre estoy dispuesta a hacer
sacrificios para que él pueda tenerlo, mientras que cuando yo quiero algo,
aunque sea la cosa más mínima, si implica cooperación de su parte, basta que yo
lo quiera para que él quiera lo contrario.
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