Martin Amis, el estilo de la vulgaridad
El escritor presentará la próxima semana en España 'Dinero', novela de una autodestrucción
John Self (Juan Mismo, o algo así), el protagonista de Dinero, es un hombre atiborrado de pornografía y la historia plana de la televisión, tan corto que lee literalmente Granja de animales, la célebre alegoría de George Orwell sobre la revolución de Octubre, y no se cree que los cerdos puedan llegar a ser tan inteligentes.Publicista con mucha suerte, a Self le llueve el dinero de forma constante hasta que conoce a un hombre en un avión entre Londres y Nueva York -la novela es un péndulo entre las dos ciudades-, ambos deciden hacer una película y ahí comienza el fin. Entretanto, John Self se mantiene sobrio en tan sólo unas pocas de las 398 páginas del libro, y las demás son la crónica feroz y a veces divertida de su decadencia a través del alcohol y las mujeres, ése tipo de mujeres que exprimen.
Amis, de 38 años, es casi norteamericano. Vivió allí, ha publicado como periodista numerosos reportajes sobre Estados Unidos (The moronic inferno and other visits to America, Penguin), su mujer y sus dos hijos son norteamericanos, y ésa es la razón de que el libro tenga, como el protagonista, una dimensión excesiva. "Cuando los británicos éramos el centro del mundo, podíamos escribir novelas de 500 páginas, como hacen los americanos. Mis primeras novelas eran de 250 páginas. Pero yo necesitaba aire, y con Dinero decidí hacer una obra americana".
El aguante del crápula
Aunque no lo parezca, Dinero es también un libro autobiográfico, y no sólo por el tono de confidencia con que John Self cuenta la historia de sus excesos. Martin Amis aparece en el libro como personaje, al modo de un Pirandello y, según explica, no se trata sólo de un medio para distanciarse del personaje. La asombrosa resistencia de John Self para aguantar su vida de crápula está inspirada en experiencias del propio Amis principalmente cuando soltero. "El humor consiste en eso", dice, "en exagerar las cosas hasta el borde de la línea que las separa de la farsa". Self tiene cosas de Amis, "pero no tiene otras cosas que tengo yo".Por lo demás, afirma, existe cierta tendencia a lo autobiografía en la novela actual, como si el escritor ya sólo confiara en su propia experiencia y descreyera de la imaginación.
Dinero es también una novela moral, concede Amis, "aunque la mayor parte de los escritores son moralistas". Pero lo sería en el sentido en que Saul Bellow, maestro de Amis, dijo que coexisten en Chicago la ética, sólo lo relacionado con el dinero, y la moral: sólo lo relacionado con el sexo. "Lo que más me preocupa", comenta como para sí, "es en lo que está metido el escritor: una suerte de vampiro que roba y chupa de la vida para meterlo en los libros".
Amis es bajito y con brazos fuertes de tenista, pelo rubio pajizo, tímido, capaz de escuchar y, sobre todo, capaz de hablar. No es que hable mucho sino que cuando habla -y cuando escribe-, lo hace con una notable inventiva, y a la mínima que se interese ha soltado ya una retahíla de sinónimos, ha inventado una palabra o ha colocado un taco bien colocado, lo que no es fácil. Las dos habitaciones amplias de su estudio se encuentran en una callecita de chalés a das manzanas de Portobello Road (el Rastro de Londres), y todo, libros, sofá, habitaciones y chalés tienen ese aire viejo y usado que los ingleses consiguen como nadie.
"Soy un escritor cómico que escribe sobre el dolor", y aunque ésa podría ser la definición misma de los humoristas, Amis cree que él va más allá en la brillante tradición humorística británica; más allá que Wodehouse, Waugh, o Sharpe, que le parece un farsante. Más allá que Kingsley Amis, su padre, que con Lucky Jim se hizo un nombre tan importante en el género que aún pesa sobre las espaldas literarias de su hijo; es él quien menciona a su padre, y para explicar que no es sólo la atmósfera algo cerrada de la literatura inglesa la que le hace marchar a América periódicamente: "Gracias al cielo, allí hablan inglés".
El tema espera
Uno no elige ser humorista, dice Amis, ni tampoco elige el tema sobre el que escribe. "Más bien, uno reconoce el tema, que le estaba esperando". Amis escribe sobre "el sufrimiento y la humillación", dice -sus tres autodefiniciones son variantes de una misma idea-, pero no sabe por qué.Salvo una primera infancia que no se podría llamar de pobreza, sino "algo así como la escasez en la casa de un posgraduado", la vida de Amis está llena de lo que se considera suerte. Oxford, periodismo de calidad en las mejores publicaciones británicas, y novelas con excelente acogida de la crítica: Other people: a mystery story, Success, Dead Babies, y Los papeles de Raquel (ésta en Anagrama), premio Maugham para jóvenes autores.
"El estilo revela la forma en que vemos las cosas", dice Amis, "y la elección del tema está determinada por el espíritu". Si en literatura cabe hablar de causas y de efectos, parecería que algo le corroe el alma a este humorista, y eso es lo que persigue en sus libros, en los que puede caber la carcajada pero difícilmente la sonrisa. Puro humor desesperado.
fuente: EL PAÍS
Los editores de Martin Amis: “Digamos que Amis no es tan conocido en Alemania como en Inglaterra”
La polémica literaria del año tenía un poso raro. Su protagonista, el británico Martin Amis, autor de Campos de Londres y Dinero, entre muchas otras novelas, y posiblemente uno de los escritores más relevantes de las décadas de los ochenta y noventa –y aún con numerosos fans- se quedaba de pronto sin sus editoriales alemana y francesa para la publicación de su última novela, The Zone of Interest. Y no eran sellos cualesquiera: Gallimard y Hanser Verlag, dos grupos importantes.
Amis y su agente literario, la agencia de Andrew Wylie, pronto dejaron caer que el tema de la novela –una sátira sobre Auschwitz y el Holocausto- no gustaba demasiado a franceses y alemanes, y además no la habían entendido bien. Como si aún no se pudiera hablar de aquello. ¿Se trataba de censura?, se preguntaron los diarios en Europa y EEUU. No hay que olvidar que Amis ya mostró su humor negro relacionado con el periodo nazi en La flecha del tiempo.
La cuestión parece que tiene algo más que ver con la calidad literaria del libro y con motivos económicos. Según ha podido saber eldiario.es, el agente de Amis, conocido como el Chacal por sus particulares formas de negociar contratos, había llegado a pedir hasta 300.000 euros por el anticipo de esta novela a alemanes y franceses, cantidad que estos se negaron a pagar. Y fue a partir de ahí fue cuando se generó toda la controversia y empezó a sobrevolar la palabra ‘censura’.
Las dos editoriales rechazan esta acusación: “¡Hablar de censura es absurdo! -han declarado a eldiario.es.- Nosotros leemos todos los manuscritos y lo que ha ocurrido con Zone of Interest es que no nos ha convencido. No obstante, esto es algo normal en las editoriales, ya que no publicamos cada libro nuevo”, señala a este diario Christina Knecht, jefa del departamento de prensa de Hanser Verlag. El mismo argumento que ofrece Marie-Pierre Gracedieu, de Gallimard: “Esto no tiene nada que ver con la censura sino que no estamos convencidos con la forma literaria del libro”.
Razones literarias, esto es, ¿no es bueno el libro? ¿Es por ello que se han negado a pagar este anticipo a un autor al que llevan años publicando? Ninguno de los dos sellos han confirmado la cantidad supuestamente exigida, pero sí han dejado caer algunas pinceladas: “Digamos que Amis no es tan conocido en Alemania como en Inglaterra”, apostilla Knecht desde una editorial que, por otra parte, ha llegado a publicar hasta cinco novelas del autor.
Las razones que se dan en España, donde The Zone of Interest será publicada por Anagrama en otoño de 2015 ayudan a clarificar el asunto, ya que según han podido saber el eldiario.es, aquí su agente pide mucho menos dinero que en Francia y Alemania.
No es la primera vez que Amis se ve envuelto en una polémica por el anticipo de una novela. A mediados de los noventa tuvo un enfrentamiento con su agente de toda la vida, Pat Kavanagh, esposa de su amigo Julian Barnes por no pedir 500.000 libras a la editorial Jonathan Cape por La información. Amis se enfureció, abandonó a Kavanagh, se enemistó con Barnes y se fue con el Chacal, que sí los consiguió. Años después se arrepintió de aquello.
Años noventa: la era dorada de los anticipos
Años noventa: la era dorada de los anticiposEs probable que en aquella época Amis sí valiera aquel dinero. Él fue uno de los escritores que hizo que desde los noventa los anticipos comenzaran a crecer exponencialmente. Fue una época dorada. La casa por la ventana. Era una liga que se llenaba, además, de jóvenes autores británicos desconocidos a los que había que convertir en estrellas.
También había un brit-pop literario: a Zadie Smith se le llegaron a pagar 250.000 libras por unas pocas páginas del manuscrito de Dientes blancos, Hari Kunzru se llevó 1,5 millones de libras por The impressionist. Y en EEUU se mantenía la misma tendencia: Jonathan Safran Foer, con solo 26 años, recibió 500.000 dólares por su primera obra, Todo está iluminado. Hasta Dave Eggers pilló aquellos estertores del dinero a mansalva y en 2009, como él mismo anunció, obtuvo 100.000 dólares por su primer libro, Una historia conmovedora, asombrosa y genial.
Precisamente aquella fecha, 2008-2009, marcó un punto de inflexión. Cayó Lehman Brothers y con él muchas más cosas. A los autores desconocidos ya no se les podía pagar tanto y, en cualquier caso, mucho más fraccionado, en hasta cinco pagos y después de la publicación, como admite Eric Simonoff, agente literario de James Frey y Jhumpa Lahiri. La media para un autor seudoconocido empezaba a situarse en los 30.000 dólares en EEUU y en torno a las 26.000 libras en Reino Unido. Nada que ver con las cifras astronómicas de hacía una década.
Ahora: la apuesta por valores seguros y mediáticos
Ahora: la apuesta por valores seguros y mediáticosOtro aspecto que ha acabado sacando a Amis de la liga de los grandes tiene que ver con que las editoriales ya solo quieren apuestas seguras, y si puede ser un personaje mediático, mucho mejor. Y el británico, como apuntaba la editora alemana, no es ya ni tan joven ni tan conocido ni tan mediático, más allá de los mentideros literarios. Tampoco se conocen quiénes son ahora los nuevos valores británicos (de Zadie Smith no han trascendido los anticipos que cobra en la actualidad).
Ahora son otros los que reciben los anticipos millonarios –que también los hay- como la actriz y creadora de Girls, Lena Dunham, a la que Random House ofreció 3,5 millones de dólares por No soy ese tipo de chica, la humorista y presentadora Tina Fey, a la que Little Brown le pagó cinco millones de dólares por Bossypants, o los políticos Tony Blair -4,6 millones de libras- y Bill Clinton -15 millones de dólares- por sus respectivas memorias.
Quizá sólo haya una escritora que se salga en este momento de la ecuación: la norteamericana Donna Tartt, que cobró 450.000 libras por The Secret History y un millón por El jilguero. Eso sí, se convirtió en Premio Pulitzer.
En definitiva, la jugada de Amis –y, sobre todo, de su agente- ha salido mal. Los tiempos han cambiado. Fin de ciclo. Y la censura -literaria- no tiene mucho que ver con ello. Llámenlo como una de sus novelas: dinero.
fuente: eldiario.es
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