sábado, 29 de noviembre de 2014

Si fuéramos detectives...

Aquí van los casos que hemos buscado en internet, y que pudimos intentar resolver en nuestra pasada tertulia virtual, como si de detectives se tratara.
¡Cuidado, las soluciones están al final de cada caso!



Asesinato en silencio

La policía entró al departamento para investigar un asesinato y halló el cadáver en el piso de la sala, con el arma asesina, una escopeta de grueso calibre, cerca del cuerpo. El momento del asesinato fue reducido a un período de tres horas y se interrogó a los vecinos de la víctima. Un matrimonio del departamento contiguo, separado por una pared realmente delgada, estaba en casa al momento del crimen. Interrogados por separado, ambos afirmaron no haber oído disparo alguno. La policía no se sorprendió. ¿Por qué?


Solución: La víctima es golpeada en la cabeza con la escopeta. No hubo disparos.

Robo temprano

El inspector Malanga estaba sentado en su despacho cuando recibió el llamado sobre el robo. La señora Molina acudió a la puerta y le pidió que entrara. Mientras se presentaba oyó un agudo silbato desde el fondo de la casa. Era la tetera. La señora Molina pidió permiso y fue a encargarse de ella.

- Por favor, pase y siéntese - dijo -. Le serviré una taza de té. La mucama aún no ha llegado - explicó.
- Cuénteme sobre el robo, señora Molina - dijo el inspector.
- Bueno, creo que alguien tiene que haber entrado antes de que me levantara - dijo la señora-. Me levanté esta mañana y bajé y puse el agua para el té. Después volví a subir. En ese momento oí algo en la planta baja. Grité hacia abajo que tenía un arma y que iba a llamar a la policía. Oí que alguien salía corriendo por la puerta trasera de la casa, pero no vi nada. Cuando bajé vi que la caja fuerte estaba abierta y faltaban mis joyas. Me di vuelta, volví rápidamente a subir a mi cuarto y lo llamé. Tenía miedo de bajar hasta que lo oí a Ud. llamando en la puerta, hace un momento.
- Por suerte estaba trabajando temprano en mi despacho cuando usted llamó, y calculo que habré demorado cerca de veinte minutos para llegar hasta aquí. Creo que hay un problema con su historia, señora Molina. ¿Están aseguradas sus joyas?
- Sí, por una excelente compañía - contestó la señora Molina.
- Sabía que me diría eso. ¿Cree que podrá cobrar el seguro si demuestro que Ud. se robó a si misma?

¿Por qué sospecha el Inspector Malanga de la señora Molina?


 Solución: La señora Molina dijo que había puesto la tetera al fuego antes de ver al ladrón. Después subió, bajó y vio la caja fuerte abierta, volvió a subir corriendo para llamar y esperó al inspector Malanga. En todo ese tiempo el agua no había empezado a hervir, pero de haber estado en la hornalla no podría haber demorado tanto para comenzar a silbar.

El mayordomo atado

Pedro Abelardo estaba conversando con el agente Molina cuando llegó el inspector Malanga. Pedro era el mayordomo de los Dorsini.

- El señor y la señora Dorsini están de vacaciones en Europa - estaba explicando-. Estuve trabajando en la casa. Hace un par de horas salí a buscar algunas provisiones para mí. Cuando regresé acababa de tender la mano hacia la puerta cuando un hombre salió de las sombras con un arma. Era alto, gordo, y cojeaba de la pierna derecha. Advertí que sostenía el arma en la mano izquierda. Era un revolver calibre 38. Me obligó a dejarle entrar en la casa, me llevó a la despensa y me ató. Lo oí saquear la casa durante casi una hora. Tiene que haber estado cargando cosas en el coche de los Dorsini, porque lo oí salir y entrar varias veces. Por último oí que cerraba con llave la puerta y luché por desatarme, pero no pude. Logré quitarme la mordaza de la boca y gritar por la ventana. Un tipo que pasaba caminando me oyó, entró corriendo y me desató. En cuanto estuve desatado tomé el teléfono y llamé a la policía.

- ¿Conocía al hombre que lo desató? - preguntó el inspector Malanga.

- No, nunca lo he visto antes y se fue cuando vio que yo estaba bien – Me dijo que no disponía de tiempo.- Contestó Pedro.

- Me temo que usted mismo se está enredando en mentiras, señor Abelardo - dijo el inspector Malanga.

¿Por qué cree Malanga que Pedro miente?


Solución:  Pedro dijo haber escuchado que cerraban la puerta con llave pero también dijo que un extraño pudo entrar corriendo a desatarle. >

Asesinato de la actriz

Habían matado a una actriz de reparto en su camarín. Fue en el mismo momento en que se representaba la obra. Su papel era pequeño, tenía dos intervenciones breves en el cuarto acto. Era joven, hermosa y estaba destinada a ser estrella en poco tiempo más.

- La mataron con un balazo a quemarropa –dijo el ayudante del inspector Malanga. Y agregó–: No me explico cómo nadie escuchó nada.
- ¿Quién fue el primero que vio el cuerpo?–preguntó el inspector Malanga, parado en el escenario en donde los hizo reunir a todos.
- Yo, inspector –dijo una mujer mayor en voz muy baja pero firme.
- Yo también –dijo un joven de aspecto algo desarreglado.
- Bueno, pero –se sorprendió Malanga –, ¿quién fue el primero?
- Los dos al mismo tiempo, señor–dijo el joven.
- Yo volvía del escenario –aclaró la señora.
- ¿Había terminado el acto? –preguntó el ayudante.
- No, yo hacía mutis en ese momento. Según la obra hay un tiroteo entre dos facciones rivales. Yo huyo del lugar haciendo mutis.
- Ah, claro –exclamó Malanga –. El tiroteo de escena tapó el disparo que asesinó a la chica.
- Puede ser, inspector –asintió la señora–. Nosotros no nos dimos cuenta porque estamos habituados. Además, ese segundo acto que le digo es muy violento. Hay muchísimos disparos.
- Continúe –pidió Malanga.
- Cuando salgo de escena me encuentro con Silvestre que estaba golpeando a la puerta del camarín de Clarita.
- Silvestre soy yo –volvió a hablar el joven desarreglado.

La señora continuó su relato.
- Silvestre me dijo: "Parece que Clara estuviera sorda". Yo también golpeé, pero tampoco contestó.
- ¿Por qué la llamaba, Silvestre?–le preguntó Malanga al joven.
- Bueno, soy actor de reparto pero también mi tarea es la de llamar a escena. De mi depende que hagan una entrada justa.
- Ah, bien–dijo el inspector–, la estabas llamando a escena.
- Sí,–repitió el joven–, la llamaba a escena.
- ¿Qué pasó luego?–preguntó el ayudante del inspector.
- Al ver que no contestaba –prosiguió la señora con un repentino sollozo–, entramos y vimos a Clarita. Muerta. Fue horrible.
- ¿Usted es la primera actriz, no? -señaló Malanga .
- Sí –respondió la señora. Y agregó: ¿Por qué me lo pregunta?
- Porque pienso que Clara, joven y hermosa, podría ser una futura rival suya en el cartel y la compañía–argumentó Malanga.
- Clarita nunca podría ser mi rival, señor–dijo firme–. Era mi hija.
- Perdóneme, señora –se disculpó el inspector, turbadísimo. Y agregó: Como no conocía ese parentesco pensé que usted era cómplice de Silvestre en la muerte de Clara.
- ¡Qué dice!–se sorprendió Silvestre.
- ¿Por qué la mató?–dijo Malanga sin darle tiempo a pensar–. Usted ha mentido una vez y ésa es la primera evidencia de su culpabilidad. Procuraré que me diga el resto.

Silvestre bajó la cabeza. Malanga insistió con la pregunta.
- Yo... yo la quería –comenzó a confesarse Silvestre, derrumbado por la tenaz insistencia del inspector–. Pero sabía que nunca iba a ser mía. No soy nadie, Clara lo tenía todo. Sólo quise retenerla, yo no...– y rompió en llanto.
- La salida de escena de la señora lo complicó todo, ¿no?– dijo el ayudante del inspector, que ya había entendido el razonamiento de Malanga. Silvestre asintió callado.

Media hora después sólo quedaban el ayudante y el inspector en el teatro.

- Es raro –dijo el ayudante–. Siendo Silvestre un actor debió haber usado más la imaginación. El caso fue fácil, ¿verdad?

¿Por qué supo Malanga que Silvestre mentía?



 
Solución: Clara es asesinada durante el transcurso del segundo acto. Silvestre miente cuando dice que golpeaba a su puerta llamándola a escena, pues las dos únicas entradas de la actriz en la obra eran en el cuarto acto. Como la madre de Clara lo sorprende frente al camarín, él inventa en el momento esa excusa.

La contraseña

Un grupo de policías está investigando a un grupo de delincuentes que trafican en un local bien custodiado. Desde un coche camuflado vigilan la entrada al local. Quieren infiltrar a un grupo de policías, pero no saben la contraseña. En un momento dado llega un cliente. Llama a la puerta y desde el interior le dicen: “18”. El cliente responde: “9”. La puerta se abre y accede al interior.

Los policías se miran, creen tener la respuesta. Pero deciden esperar. Viene otro cliente. Desde dentro le dicen: “8”. Él responde: “4”. La puerta se abre.

Los policías sonríen. “Ya lo tenemos. Se trata de responder la mitad del número que te dicen desde dentro”.

Llega otro cliente. Desde dentro dicen: “14”. El cliente contesta: “7”. La puerta se abre.

“¿Lo veis?” dice el jefe de policía. Deciden enviar a un agente. Llama a la puerta. Desde dentro le dicen: “0”. El policía se queda parado. Después de unos breves segundos responde: “0”. Se oye una ráfaga de disparos y el policía muere.

Los agentes que hay en el coche se quedan sorprendidos, pero deciden enviar a otro agente. Desde dentro se oye: “6”. El policía contesta muy convencido: “3”. Pero la puerta no se abre. Se oye una ráfaga de disparos y el policía muere.

¿Puedes decir cuál es la contraseña? 


Solución: Es el número de letras que tiene el número que dicen desde adentro del local. Dieciocho tiene nueve letras. Ocho tiene cuatro letras. Catorce tiene siete letras. Cuando desde dentro “0” deberían haber contestado “cuatro” y cuando dijeron “6”, deberían haber respondido “cuatro”.

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