Desde Dueñas, Isabel nos envía un cuento del autor Carles Cano que podemos encontrar en su libro Cuentos Para todo un Año.
LOS SACOS ROTOS
Aquel año, mientras
los Reyes Magos cruzaban el desierto detrás de la Estrella de Belén, hacía
muchísimo calor y los camellos caminaban lentamente.
Los sacos que llevaban en la grupa iban atiborrados de
juguetes que estaban sudando.
Del costurero de juguete
escaparon las tijeritas que dijeron:
-Vamos a abrir una ventanita para poder
respirar.
Y abrieron, no una
sino muchas ventanas en los sacos. Los primeros en asomarse fueron
los libros de cuentos porque son muy
curiosos, luego los animales de peluche,
después las muñecas de trapo, los balones, los trenecitos, los coches de
carreras y los rompecabezas.
-Mirad,
mirad…hojearon los cuentos; hay dunas y palmeras, sol y sombras…¡Vamos a
contarlo!
-Pero ¿qué es
aquello? – se preguntó un Oso pardo enorme.
-Parecen muñecos
como nosotros –informó un Payaso lleno de colores.
-Pero son negros
como nosotros- dijeron los Carbones dulces .
-¡Son niños! ¡Niños
como de verdad!- exclamó la Consola más informática de todas.
-¡Son niños ¡
-dijeron todos los juguetes de todos los sacos de todos los camellos.
-Pero no tienen
cuentos…
-Ni juguetes.-
sollozó el muñeco llorón que es quien mejor llora.
-Ni casi ropa, me
parece que lo único que tienen es hambre…
-Pues si tienen
hambre que me coman a mí- dijo una caja de bombones tirándose inmediatamente a
la arena del desierto.
-Nosotros también
vamos contigo; aunque no nos coman jugarán muy bien.
Y los libros de
cuentos, y las pelotas, y las bicis, y los peluches y las muñecas, y las
cocinitas y todos los juguetes que los Reyes llevaban para aquel año se
lanzaron a la arena del desierto.
Fue Baltasar quién primero se dio cuenta:
-¡Mis sacos están vacios!
-¡Y también los míos!- dijo Gaspar
-Todos están vacíos porque todos los juguetes se han caído al suelo-.
-Al suelo no, -dijo Baltasar- se han caído a las manos de los niños
africanos…
Se miraron alarmados pero el rey Melchor, el más anciano, dijo:
-Pues ahí están bien. Los niños que conocemos tienen muchos juguetesa los que apenas hacen caso. No les
echaremos nada.
-Se van a enfadar –dijo Gaspar.
-Se lo explicaremos bien explicadito y lo comprenderán.
Y aquel año los niños de siempre se quedaron SIN JUGUETES. Pero sus padres les explicaron lo ocurrido y la mañana del 6 de enero rescataron los libros ya leídos y los juguetes del año pasado, y del
antepasado. Y jugaron tan ricamente. Como
ricamente jugaron y leyeron los niños
del mundo que jamás habían recibido nada de los Reyes Magos.
Y colorín colorado este cuento hay que pensarlo…
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