Para poner los subtítulos en castellano en los vídeos de youtube, sigue estos pasos:
1. Pincha en el botón de subtítulos para activarlos. (Es un botón que encontrarás en el vídeo abajo, a la derecha. Será el quinto botón)
2. Vete a configuración (también abajo a la derecha, el botón cuarto) y pincha en subtítulos. Después, traducir automáticamente, y busca entonces tu idioma).
Con Yuval Noah Jarari, el autor de Sapiens, libro de ensayo leído también en el club de lectura.
“Estados Unidos dejará de ser una democracia en breve”
Tengo 82 años. Nací en
Boston y vivo en Los Ángeles. Soy fisiólogo, biólogo evolutivo, geógrafo
y escritor. Tengo dos hijos gemelos (32). Soy demócrata al estilo
liberal. ¿Creencias? No tengo. Soy miembro de la Academia de Artes y
Ciencias. Me haría neozelandés, pero no me admiten por edad
Pocas veces sientes que hablas con un sabio. Me
sucede con Jared Diamond, octogenario de barba antigua que podría ser
compañero de Homero, Pericles, Flavio Josefo o Jefferson. El sabio
Diamond tartamudea un poquito, porque sus chispazos neurales le agolpan
muchas ideas en los labios. Su mente ha recogido conocimientos de todos
los tiempos y espacios y los organiza en deslumbrantes ensayos como
Armas, gérmenes y acero (en el que desentrañaba las claves de nuestra
civilización), que mereció el premio Pulitzer. Hoy nos cuenta lo que
sabe sobre Crisis (Debate), sobre “cómo reaccionan los países en los
momentos decisivos”. Los países... y las personas. Lo ha contado también
en CosmoCaixa.
Qué tres personas admira más?
Homero, Tucídides, Bach.
Poeta, historiador, músico..., pero quiso ser científico.
Es que de niño vi por la ventana de casa a unos pajaritos saltando en el césped.
¿Y?
Sentí curiosidad: ¿qué nombre tenían? Y aún viajo por todo el planeta para ver pájaros.
¿Ha venido a España por eso?
Hay un córvido que sólo vive en España y en China. ¡Qué misterio! ¿No le parece curioso?
¿La curiosidad es su motor?
¡Sí! Quiero explicarme cosas a mí mismo.
Y a los demás, publicando lo que escribe.
Por si me lee un líder y evita repetir errores.
La curiosidad puede matar, también.
Scott murió por ir al polo Sur, pero Amundsen sobrevivió... y nos ha compensado.
¿Qué otros instintos nos empujan?
Tener hambre, un lugar donde dormir, tener sexo, prole, pertenecer a un grupo...
¿Y poder?
Los
grupos humanos eran democracias directas hasta hace 10.500 años, pero la
agricultura trajo alimento y así la población aumentó. Y entonces
alguien tomó el mando.
¿A partir de cuánta población cuesta la democracia directa?
Más de diez mil personas la complican.
Y llegó la democracia representativa.
“La democracia es el peor de los sistemas, descartados todos los demás”, dijo Churchill, y yo estoy de acuerdo con el.
La pujanza de la cultura europa la llevó a los confines del mundo: ¿a qué lo atribuye?
A su geografía.
¿Qué tiene de particular?
China,
tan avanzada durante milenios, goza de una superficie geográfica muy
uniforme, que la hace estable y centrípeta. Europa, al contrario, sufre
una geografía muy accidentada: Pirineos, Alpes, penínsulas, islas...
¿Y?
Conduce
a sus pobladores a fragmentarse y aislarse, y se acantonan y se
enfrentan: ¡compiten! Y eso los estimula y los centrifuga.
Hartos de nosotros, ¿nos largamos?
No hay rincón del mundo en el que no me tope con algún español.
España, ¿qué ha aportado al mundo?
Viajes
y arte: la mitad de los 40 mejores artistas de la historia... ¡son
españoles! Eso supone una prodigiosa sobrerrepresentación.
¿Qué me diría del caso catalán?
Lean a Tucídides: si el pequeño reta al grande, perece. El que convence al fuerte para ganarse la supervivencia... ¡triunfa!
Sabe usted de ciencia... y de historia.
La
curiosidad me ha llevado a estudiar latín, griego, holandés, ruso,
italiano, finés, alemán, indonesio, español... pero lo tengo oxidado. Y
hablo la lengua de Papúa Nueva Guinea: voy allí a ver pájaros
preciosos...
¿Dónde le gustaría vivir?
Un hijo mío se instala ahora en Nueva Zelanda, y yo me haría neozelandés... pero por desgracia no admiten a mayores de 56 años.
¿Dejaría Estados Unidos, pues?
Sí, porque en breve Estados Unidos dejará de ser una democracia.
Acaba de darme un titular.
Me
duele y es mi gran temor. Democracia es que todos puedan votar, y hoy
están creciendo allí las voces que quisieran privar del derecho al voto a
amplios sectores sociales...
¿Está señalando al presidente Trump?
Si
Donald Trump revalida su mandato, dentro de cinco años mi país dejaría
de ser una democracia. Es muy posible. Si yo fuese treinta años más
joven, me iría de mi país.
¿Qué futuro le ve a Rusia?
No le veo un futuro brillante, veo que la población rusa decae en los últimos años a causa de su penoso modelo de salud pública.
¿Y qué me dice de Europa?
Si
Estados Unidos se autodestruye como democracia, podría relevarle en el
liderazgo mundial..., siempre que la Unión Europea solvente su principal
problema.
¿Cuál es?
El
populismo localista. ¡Ni Napoleón unificó Europa! Sólo tras destrozaros
entre vosotros concebisteis la magnífica idea de la Unión Europea:
cultivadla si queréis prosperar.
Entiendo que habría votado contra el Brexit, de haber sido británico...
¡Sí!
Hay demasiados británicos añorando un pasado mejor... lo que les
condena a un futuro peor. El Reino Unido será pronto un país de
tercera, si abandona la Unión Europea.
¿Víctima del populismo, no?
¡Claro! Populista es todo líder que culpa a un tercero de los males de su país o sociedad.
Uy, eso pasa mucho por aquí, también.
Toda
receta simplista está errada. Ante toda crisis, debes discernir qué
piezas de tu mosaico son prescindibles y renunciar a ellas, y cuáles son
fundamentales y preservarlas.
Ojalá tomen nota los políticos.
Si
un líder le dice a su sociedad que el malvado está fuera, ¡se delata
como incompetente y populista! Si le votas, eres cómplice del populismo.
Lo son los votantes de Trump, que culpa de los males a inmigrantes,
intelectuales, periodistas de Washington: esto funciona en las urnas y
mata la democracia.
Jared Diamond
(Boston, Estados Unidos, 82 años) confía en las palabras de Churchill:
“¡Nunca desperdicies una buena crisis!”. Diamond aprovechó las suyas. Ha
tenido varias y por variadas razones: por temor a fracasar como
científico de laboratorio, por afán de explorar otros campos (se pasó a
la Geografía), por hundimiento de su primer matrimonio. De todo ese
camino vital que ha recorrido en estas décadas, y de un segundo
emparejamiento con una psicóloga clínica, ha extraído lecciones con las
que ha armado su nuevo libro, Crisis (Debate, traducido por
María Serrano), donde compara los declives colectivos de los países con
los naufragios personales. Las naciones también necesitan una terapia
que, como en cualquier crisis individual, requiere el reconocimiento del
problema, la asunción de responsabilidades y la aceptación de ayuda,
entre otras medidas.
La terapia de crisis surgió a raíz de un incendio ocurrido en una sala
de fiestas de Boston en 1942. Murieron 492 personas. La ciudad sufrió un
shock. El psiquiatra Erich Lindemann empezó a desplegar un
método para abordar aquellos traumas con rapidez y precisión. Nada de
escarbar hasta el Pleistoceno superior de cada vida ni de eternizar las
sesiones. Buena parte de esas recomendaciones han sido trasladadas y
adaptadas por Diamond en su listado de los 12 factores que influyen en
el desenlace de desestabilizaciones políticas. Una suerte de guía
práctica para gobernantes en crisis. “Si estás en una situación de
crisis, lo primero que tienes que hacer es reconocer que lo estás. En mi
país tenemos a este presidente superestúpido que es Trump, que niega que EE UU esté en crisis, sobre todo niega las que pueda haber causado él”.
Diamond,
catedrático de Geografía de la Universidad de California, ha elegido
siete países que han sufrido crisis agudas en el siglo XX por diferentes
razones, como la Alemania renuente a aceptar su responsabilidad en la
Segunda Guerra Mundial, la Finlandia que aprendió a convivir con su
antiguo invasor ruso o el Japón que se abrió al mundo occidental. Otro
de ellos es el Chile que apostó por el consenso para superar la
dictadura de Pinochet
y al que ahora ha regresado la violencia. “Las crisis personales aquí
son muy buen ejemplo. Si resuelves una crisis matrimonial, ¿te garantiza
eso que vas a ser feliz el resto de tu vida con tu marido? No. En
Chile, lo que está ocurriendo ahora mismo, hay que relacionarlo con lo
que pasó entre 1968 y 1990, los cambios económicos durante la era de
Pinochet han causado mucha más desigualdad en el país”.
Una de las medidas propuestas para superar crisis es el reforzamiento
del orgullo nacional. “Un cierto grado de identidad nacional es
necesario, demasiada identidad nacional es un problema. Alemania, en la
década de los treinta del siglo XX, tenía demasiada identidad nacional.
Para la España actual podríamos decir que necesita más identidad
nacional, que incluya no solo a los castellanos sino a los catalanes, a
los vascos y a los gallegos”. España no figura en la lista de países
analizados en el ensayo, pero Diamond tiene algunos elogios (la
trascendencia histórica, la relevancia de sus artistas o la gestión de
la Transición) y algunos consejos. “Hay que buscar modelos. Si tienes un
problema personal, buscas otra gente que también lo haya tenido y lo
haya resuelto. Si tienes un problema a nivel nacional busca otros países
con problemas parecidos para ver como los han resuelto. España no es el
primer país de la historia del mundo que ha tenido que enfrentarse a un
movimiento secesionista y podría aprender de los países que lo han
resuelto bien”. Diamond cita los ejemplos de Canadá y Holanda, que
optaron por políticas para atraer a los independentistas. Y concluye:
“Ayudaría muchísimo que hubiese un presidente del Gobierno catalán”.
Antes de enviar a los países al diván, Diamond se hizo famoso con una obra, Armas, gérmenes y acero, que mereció el Pulitzer
en 1998. Es un ensayista que entusiasma por igual a Bill Clinton y a
Bill Gates. Y que, pese a advertir de que el colapso de la humanidad
puede estar a la vuelta de la esquina si no se enderezan algunos rumbos
(el nuclear, el climático, el extractivo...), conserva cierto optimismo
sobre el futuro de la especie. Solo la reelección de Trump en 2020 le
haría apearse de ese tono entre prudente y esperanzado. “Vivir en un
país con Trump me recuerda de alguna manera a la Alemania de 1933 o la
Italia de 1922. Nos preocupa mucho el tema, igual por nuestra historia
familiar, más que a otros americanos”, expone en referencia a sus
orígenes judíos. “El mundo tiene problemas graves, es posible
resolverlos. Cada vez más empresas y más gente se ocupan de intentar
solucionarlos, por eso podemos ser optimistas, pero los problemas están
haciéndose cada vez más grandes”.
En la cúspide de amenazas, sitúa el riesgo nuclear debido a todo el
camino desandado en las últimas décadas. “La situación más peligrosa fue
1962 con la crisis de los misiles en Cuba, pero EE UU y Rusia
aprendieron de esa crisis a estar en un constante diálogo. Sin embargo,
desde el final de la guerra fría y la caída del muro de Berlín, cada vez
hablan menos EE UU y Rusia. El riesgo de una guerra nuclear por error
es ahora mayor que en 1980. Y hay riesgos más serios como India y
Pakistán, EE UU y Corea del Norte o Irán e Israel”.
En otro de sus ensayos más célebres, Colapso, Diamond
indagaba en las civilizaciones que habían desaparecido del planeta sin
dejar huella. Ahora teme que la humanidad esté en la cuenta atrás hacia
un colapso generalizado. “Si los problemas de un consumo no sostenible
continúan a este ritmo, en pocas décadas habremos agotado los bosques,
los bancos de pesca, la tierra cultivable, el agua potable… Hay unas
pocas décadas para resolver los problemas. Si no hay una guerra nuclear,
no va a morir en 2050 toda la humanidad, pero nos arriesgamos a no
poder sostener una civilización de primer mundo más tiempo”, reflexiona.
“En 2050, si no pasamos a un crecimiento sostenible, la gente a la que
le va a ir bien serán mis amigos de Nueva Guinea porque saben fabricar
herramientas con piedras y cultivar la tierra”.
Biólogo, fisiólogo evolutivo, profesor de Geografía en la Universidad de California
en Los Ángeles, Jared Diamond (Boston, 1937) es uno de los divulgadores
científicos más prestigiosos y leídos del mundo. En 1998 ganó el Premio
Pulitzer por su libro Armas, gérmenes y acero. Es autor también, entre otras obras, de Colapso y Crisis. Cómo reaccionan los países en los momentos decisivos (todas publicadas por Debate).
-En su último libro, «Crisis», cita
la máxima de Churchill, «¡Nunca desperdicies una buena crisis!». ¿Cree
que la crisis del covid-19 es una oportunidad para cambiar algunas cosas
en la sociedad? ¿Qué lecciones deberíamos sacar?
-Para el mundo entero, tanto en lo que refiere a las naciones como a
los individuos, una crisis es una oportunidad para adoptar mejores
formas de afrontar los problemas y para que salgamos más fuertes. Esa es
una de las principales conclusiones de Crisis. Preveo dos
tipos de lecciones que podríamos aprender y que permitirían que el mundo
saliera más fuerte. Una lección se refiere a la importancia de estar
preparado. Lamentablemente, el mundo no lo estaba para la crisis del
covid-19. La otra lección se refiere a la importancia de la colaboración
entre las naciones para afrontar los problemas mundiales.
-¿Por qué unos países están respondiendo mejor que otros?
-Existen
grandes diferencias entre los países más poderosos, e incluso dentro de
algunos de esos países, en su respuesta a la crisis. En un extremo,
está el que mejor lo está haciendo, Finlandia, que estaba preparado para esta crisis al igual que lo está para cualquier otra. Finlandia
adoptó una política de preparación para cualquier cosa debido a su
experiencia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fue atacada por Rusia
y aislada del mundo exterior debido al cierre de su estrecho acceso a
los océanos a través del Mar Báltico. Desde la Segunda Guerra Mundial,
el gobierno finlandés ha establecido instituciones que se preparan para
enfrentar cualquier crisis, incluidas las pandemias. ¡Por supuesto que
Finlandia había almacenado mascarillas, combustible, productos químicos,
medicamentos y materiales industriales!
-Algún otro ejemplo.
-Singapur también estaba inicialmente bien preparado, nuevamente debido a su experiencia histórica de estar entre dos vecinos poderosos, Indonesia y Malasia, sabiendo que no puede permitirse cometer ningún error. Desafortunadamente, si bien Singapur
tuvo mucho éxito al tratar las infecciones derivadas de los viajeros
extranjeros, no se preparó para las que se propagaron dentro de los
barracones densamente poblados para los trabajadores migrantes. Alemania,
aunque no estaba preparada, respondió bien, porque los alemanes están
acostumbrados a obedecer a su gobierno y a pensar en el bien común. La
respuesta de Italia
fue mixta, porque los italianos están acostumbrados a desobedecer a su
gobierno. Pero han aprendido a obedecerlo si es por su bien personal,
como por ejemplo usar cascos de motocicleta y mascarillas, aunque no si
es por el bien común, como pagar impuestos.
-¿Y el caso de su país?
-Dentro de Estados Unidos, nuestro gobierno federal central no es tan fuerte como en países como Francia y Alemania;
nuestros 50 estados tienen mucho poder, y difieren mucho unos de otros.
La respuesta del Gobierno federal del presidente Trump ha sido una
respuesta terrible de negación y desinformación, al igual que en la
mayoría de los asuntos. Mi estado, California,
tiene un gobernador inteligente y valiente que fue el primero en
ordenar el cierre. En el extremo opuesto, los gobernadores de Texas,
Mississippi y especialmente Georgia han estado adoptando políticas de
ignorancia y negación.
-¿Está la humanidad en la cuenta atrás hacia un colapso generalizado que puede acelerar el covid-19?
-
¡Eso depende de cómo respondamos! Si el mundo responde tan mal como
algunos líderes nacionales, podríamos estar dirigiéndonos hacia el
colapso. Pero si respondemos tan bien como muchos líderes y pueblos,
nuestra respuesta al covid-19 puede pasar a la historia como un triunfo
mundial, en lugar de un colapso mundial.
«Espero que el covid-19 una al mundo por primera vez»
Para el autor de El mundo hasta ayer,
la globalización tiene dos caras. Por un lado, expande epidemias como
la del covid-19 a todo el mundo. Por otro, aúna los esfuerzos de
científicos de varios países para conseguir la vacuna.
-¿Le parece adecuada la comparación de esta pandemia con una guerra?
-Sí,
la comparación de la pandemia con una guerra es una buena comparación.
Las guerras unen a los países de manera más efectiva que cualquier otra
amenaza. Piense en cómo los bombardeos de la Luftwaffe alemana en 1940
unieron a los británicos, y piense en cómo el ataque ruso del 30 de
noviembre de 1939 a Finlandia unió a los finlandeses, y piense cómo el
ataque de los japoneses a la base naval estadounidense de Pearl Harbor
el 7 de diciembre de 1941 unió a los estadounidenses. Espero que el
ataque del covid-19 una de manera similar al mundo entero, por primera
vez en la historia.
-¿La globalización ha sido, en líneas
generales, positiva o negativa para el mundo? ¿Y concretamente en esta
pandemia del covid-19?
-La globalización ha sido tanto
positiva como negativa para el mundo en la crisis actual, como en otros
aspectos. Un efecto negativo es que el covid-19 se extendió por todo el
mundo desde la ciudad de Wuhan en China
a través de los aviones. El resultado es que una epidemia local en
Wuhan se convirtió en una pandemia mundial: la segunda en la historia,
después de la gripe de 1918. Ese es un efecto negativo de la
globalización. Un efecto positivo de la globalización es la colaboración
entre científicos chinos, estadounidenses y europeos en la lucha contra
el covid-19, y el envío de suministros de algunos países a otros. Por
ejemplo, los amigos de mi esposa en China le enviaron 700 mascarillas
para que las entregara a médicos de hospitales de Los Ángeles. China
también ha brindado ayuda a Italia y a algunos otros países.
«Hay que tomar a naciones con éxito como modelos, al igual que hacen los individuos»
«Cuando
mi esposa Marie me describió los resultados que ella y sus compañeros
terapeutas obtuvieron para saber por qué algunas personas superan las
crisis personales y otras no, me di cuenta de que un método similar se
podía aplicar a cómo las naciones lidian con las crisis nacionales, y
ahora, cómo el mundo lo está haciendo con esta crisis mundial», asegura.
-¿Esta crisis es similar a las que trata en «Crisis»?
-Sí,
sin duda. La mayoría de los capítulos de mi libro tratan sobre crisis
nacionales a las que se enfrentaron países concretos, los que mejor
conozco, en los que he vivido, a los que he visitado durante mucho
tiempo y cuyos idiomas hablo. Pero el capítulo final trata sobre las
crisis a las que se enfrenta el mundo entero hoy. La nueva perspectiva
que ofrecía mi libro para comprender las crisis nacionales y mundiales
era compararlas a las crisis personales, como son las resultantes de la
ruptura de un matrimonio, la muerte de un ser querido o un revés
financiero o de salud. Adopté esa perspectiva gracias a mi esposa Marie,
que es una psicóloga clínica especializada en terapia de crisis, una
rama de la terapia y el asesoramiento cuyo objetivo es ayudar a las
personas a superar rápidamente una crisis aguda específica, en lugar de
la psicoterapia habitual a largo plazo que tarda años para examinar la
influencia de los eventos de la primera infancia en cuestiones generales
de la vida.
-¿Qué terapia necesitamos ahora para superar esta crisis?
-La
terapia que el mundo necesita ahora es similar a las que las naciones y
los individuos han practicado con éxito ante las crisis.
El mundo, como las naciones y los individuos, tiene
que comenzar reconociendo que hay una crisis mundial: si uno no reconoce
una crisis por supuesto no se avanza para resolverla. El siguiente paso
es aceptar la responsabilidad de hacer algo uno mismo, y no solo culpar
a los demás: todavía hay demasiada culpa mutua en el mundo de hoy. El
tercer paso es utilizar otras naciones exitosas como modelos, tal como
las personas a menudo superan las crisis personales al tomar como
modelos las acciones de amigos que se han enfrentado a algo similar. Brasil y México
son ejemplos sobresalientes de naciones que hoy se niegan a aprender de
ejemplos exitosos. Finalmente, la autoevaluación honesta es esencial
para que el mundo supere la crisis del covid-19, igual que lo es para
que las naciones y las personas superen sus propias crisis.