Este 2020 se
cumplen cien años del nacimiento y cuarenta de la muerte de Gianni Rodari. Autor italiano
que cambió la literatura infantil allá por los años 60 y 70.
Gianni Rodari nació en Omenga, Italia, en 1920.
Sus padres eran panaderos y se quedó huérfano de padre desde los nueve años. Fue criado entonces por una tía y después educado en internados.
Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, finalizó sus estudios de Magisterio y
comenzó a trabajar como periodista en el diario Cinque Punte.
Cuando trabajaba para el diario L’Unitá descubrió su
vocación como escritor para los más pequeños. De aquella época (finales de los
40) nacieron las primeras narraciones cortas, humorísticas, coplas y retahílas
ligadas a la poesía popular italiana y sus primeros libros para niños: El libro de las retahílas y Las aventuras de Cipollino. (las
aventuras de Cebollín, en castellano)
En la década de los 50 pasó de un periódico a otro, y siguió escribiendo textos
que gustaban tanto a grandes como a pequeños; e iniciados los años 60 comenzó a
recorrer las escuelas italianas, donde, a través del contacto directo y la
interacción con los niños mientras leía sus cuentos, observó las reacciones de
su audiencia y tomó notas para tratar de averiguar la técnica correcta a la
hora de crear buenas historias. Esta actividad lo hizo convertirse en uno de
los mejores escritores de literatura infantil, y culminó en la reescritura y
publicación de Gramática
de la Fantasía. Introducción
al arte de contar historias.
Los esfuerzos y la dedicación a la literatura infantil de Gianni Rodari
tuvieron recompensa en 1970, cuando logró el Premio Hans Christian Andersen, el mayor galardón
internacional para un escritor del género.
El caso es que, como en el 2020 se celebraba el aniversario de su nacimiento, en el club de lectura Infantil hemos leído Historias de Marco y Mirko, una serie de relatos divertidísimos de Gianni Rodari sobre dos hermanos gemelos, a los que se les distingue por el color del mango de sus martillos boomerang. Da miedo ¿eh? la verdad es que son un poco gamberros y no tienen miedo a nada. Bueno, a casi nada... porque el cuento de Caperucita roja no lo pueden soportar.
En el club hemos disfrutado mucho con su lectura, y nos hemos vuelto a reír mientras lo comentábamos, incluso nos ha dado tiempo a inventarnos alguna otra historia con Marco y Mirko como protagonistas. Molaría tener unos martillos boomerangs.